Los dejamos solos

29 de Enero 2019 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Corría agosto del 2017 y en las ciudades más importantes de Chile se escuchaba fuertemente la consigna “No están solos”. La ciudadanía marchaba indignada debido a las últimas revelaciones: más de 1.300 menores habían fallecido en los últimos 12 años bajo la tutela de algún programa del Sename. En otras palabras, alrededor de 100 niños morían cada año mientras estaban bajo la protección de nuestro Servicio Nacional de Menores.

Esta cruda revelación parecía de una vez por todas poner el foco en dicho organismo, el que por años recibía críticas y cuestionamientos por su accionar y sus resultados, pero nunca tenía la cirugía mayor que necesitaba. Incluso la reforma al Sename fue uno de los temas más comentados en la última elección presidencial, cuando todos los candidatos parecían concluir que era necesario reformar dicha institución.

Todo parecía evidenciar que finalmente, después de años de no poder tensionar nuestro sistema político, las demandas sobre la reforma al Sename parecían abrir una “ventana de política pública” que culminaría con la necesaria mejora a esta institución. Es más, con la llegada del Gobierno de Sebastián Piñera esto parecía confirmarse, ya que dentro de sus cinco mesas de trabajo transversal se incluía una dedicada a la infancia y la reforma a dicho organismo.

Todo esto culminó con 94 medidas, que consideraban un aumento a la subvención por niño acogido en los organismos colaboradores del Sename (de 98 mil pesos a más de 400 mil pesos mensuales de manera progresiva), y la tan anhelada separación de los infractores de ley de los menores vulnerados o abandonados por sus padres. Esta última medida es fundamental ya que desde un punto de vista de la focalización de políticas y programas es de un contrasentido tremendo tener una sola institución para dos poblaciones tan distintas como son los menores vulnerados y los infractores de ley.

Ante eso ustedes se preguntarán dónde están estos avances hoy,  y la respuesta es que están entrampados en nuestro Congreso. Los proyectos de infancia y reforma al Sename han entrado en una lógica bien confrontacional entre el gobierno y la oposición, en que los primeros cambian y juegan con las urgencias de dichos proyectos, mientras los segundos traban y ralentizan su avance. En otras palabras, el juego político entre los distintos bandos (que curiosamente están de acuerdo en reestructurar el Sename) hoy tiene entrampados estos proyectos en un ciclo vicioso que de momento no parece tener final feliz.

Por eso aun cuando es comprensible que nuestro sistema político se tome su tiempo para reformar el Servicio Nacional de Menores y ver cómo el Estado ayuda a este grupo, hoy parece ser que esta reforma es una nueva arista de la constante lucha de nuestras fuerzas políticas, que están más interesadas en “ganar” que generar cambios de política pública en favor de un grupo que lo necesita con urgencia. Y mientras todo esto pasa, la ciudadanía ya no clama por su ayuda, ni desborda las calles gritando que están con ellos. Al final del día, al parecer los niños del Sename sí están solos.

Lucas Serrano Barraza
Académico de
Administración Pública
Universidad
San Sebastián