Opinión

Fracasos menores por errores mayores

Nuevamente, la selección Sub 20 no pudo pasar la primera ronda. Más allá de resultados, se ve poco trabajo, figuras y soluciones a un problema que ya está repercutiendo en la “Roja” adulta.

Por: Paulo Inostroza 28 de Enero 2019
Fotografía: Agencia UNO

Se veía venir. Siempre hay fe, ganas de que la lógica pierda de nuevo y todo salga bien, pero vaya que se veía venir. Nada sacamos con crucificar a Héctor Robles como único culpable, porque la solución es mucho más compleja, de base. Seguramente, el técnico no merecía otra oportunidad después de su anterior fracaso, pero esto va más allá de quién se ponga el buzo. Ya el 2014, al argentino Claudio Vivas lo echaron y se alertó con que estábamos perdiendo una generación completa. Cuatro años y medio y todo sigue igual. Aquí son los jefes quienes deben ponerse las pilas.

Haga un ejercicio muy simple, usted que ve fútbol habitualmente los fines de semana: ¿cuántos de estos jóvenes son titulares en sus equipos? Sí, porque ya son jugadores de 18 y 19 años y hasta amparados por una regla que les da minutos gratis. Prácticamente, dos o tres y uno era Saavedra, de Católica, que se lesionó justo antes. Las “estrellas” son Morales y Guerra, que han tenido más prensa que minutos en cancha. Buenos elementos, pero tapados en sus clubes, sin mucho roce. Compare, por ejemplo, a la selección que tuvo Mario Salas, con Castillo, Henríquez y Rubio arriba. Un mundo de diferencia en cuanto a experiencia y cancha.

Y ahí debemos llegar al fondo de este fenómeno y fracaso. Al por qué los jóvenes no juegan en sus clubes y por qué no hay piezas de calidad. O, tal vez, las hay, pero no hemos sabido elegirlas y trabajarlas. En este plantel había cuatro o cinco jugadores de equipos de la capital que con suerte tienen dos partidos profesionales en el cuerpo y ni siquiera los 90 minutos. Ya lo decía Sulantay, que algo sabe del tema, con su ya clásico “aquí el técnico debe viajar mucho, mirar en todos lados. En provincia hay mucho de dónde sacar”.

Pero no lo hacen. Y, además, existe un torneo que durante años se sectorizó e impidió que los equipos del sur, por ejemplo, midieran fuerzas con los de Santiago, salvo en una potencial instancia final. Un error que le compete a la Anfp. La competencia cayó a pique. Se supone que había un compromiso de las sociedades anónimas por invertir en el Fútbol Joven y en su infraestructura. ¿Es real? Si todos sabemos que no se les fiscaliza ni a la hora de un desfalco. Mire lo que pasa en nuestra zona, con clubes como Naval, en su momento Vial y también Concepción, que fueron castigados, pero sus jóvenes de la cantera fueron los grandes damnificados. Todos en el limbo, porque a nadie les interesa.

Se marearon con Sánchez, Medel y Vidal, pero tres de ese nivel, juntos, no saldrán en un buen tiempo. ¿Hay que elegir un mejor cuerpo técnico? Sí, seguro. Pero más que eso, hay que considerar la formación como una prioridad. Si no, esta caída seguirá su curso.

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