En el presente escenario está la ciudadanía, tratando de estar a la altura de las circunstancias, olvidando algunos malos signos de autoridades dando señales equívocas, malas prácticas, frases infelices. Parece recomendable volcar los esfuerzos y la atención al entorno inmediato y atender a los sueños de la familia y de los menores y hacer del hogar el refugio y el dispensador de tranquilidad y alegría.
Contra los agoreros de todos los días, hay reservado optimismo en el comercio minorista que espera tener un modesto pero reconfortante aumento de ventas, aumento en las compras con tarjetas de crédito locales y en el extranjero, aumentos en las ventas de comidas rápidas y de alimentos bajo el común y muy amplio denominador de cenas navideñas.
Como es tradicional hay advertencias de carabineros para cuidar la seguridad y los bienes de aquellos que aprovechan las aglomeraciones para hacer su propia industria y de la falsificación de productos, sobre todo juguetes para los niños, por otros de mala calidad y eventualmente peligrosos, si bien es cierto son más baratos a la larga pueden resultar más caros.
Así vive Chile esta navidad, en medio de preocupaciones e intranquilidades, en esta muy esperada fecha, se suele hacer un recuento previo de acontecimientos propios y ajenos en el seno de las familias. A pesar de todas las circunstancias actualmente presentes, lo que debe estar claro que nuestro país está perfectamente vivo y operativo, sus fuerzas sociales íntegras y comprometidas, no es la sociedad abúlica de la cual se puede impunemente abusar, sino un cuerpo social alerta y reactivo, apto para asumir las tareas de un progreso mayor.
Es una fecha para desear felicidad a las familias de Chile y renovar la esperanza de una Patria mejor.
Procopio