Es necesario confesar que a veces cuesta digerir la ordenación de ideas en el español antiguo, pero también es verdad que muchas veces están cargadas de la sabiduría popular, como el enredado refrán que es el título de una obra, escrita en 1630 por Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza “No hay mal que por bien no venga”, el cual transmite una visión optimista de la realidad, pues indica que de una contrariedad se puede extraer algo bueno, que un acontecimiento infortunado puede tener algún resultado favorable.
No siempre compensa, pero algo es algo. Entre todas las pérdidas que provocaron los megaincendios ocurridos entre 2016 y 2017 en Empedrado – zona centro sur de Chile- floreció una ganancia: la Adesmia bijuga , una planta nativa endémica de la Región del Maule, muy escasa. El fuego generó las condiciones para que unas semillas “dormidas” por largo tiempo bajo los suelos comenzaran a brotar.
Las semillas estaban en medio de plantaciones de pino radiata por las que el fuego pasó sin gran intensidad, lo que permitió que no se destruyeran totalmente. Los expertos explican que antes de las plantaciones, estos suelos fueron por mucho tiempo usados por la agricultura, lo más seguro, afirmaron, es que por más de cien años esas semillas estuvieron esperando las condiciones adecuadas para brotar.
La especie había sido descrita por primera vez por Rodulfo Philippi en 1884, había estado perdida por décadas y encontrada en un par de lugares en Constitución y Curepto, sólo unas poquitas, por mucho que buscaron los botánicos, así que es de comprender el entusiasmo por el hallazgo en Empedrado.
Da que pensar, como hay cosas enterradas, no sólo bajo el suelo, que en las condiciones adecuadas son capaces de volver a aparecer, no sólo flores, eso sí.
PROCOPIO