La creatividad no cae del cielo

31 de Agosto 2018 | Publicado por: Procopio

Hay veces que se parte de avances muy cercanos a cero, como esos personajes -parecidos a los que se paran en los semáforos más largos para pedir monedas a los automovilistas más pacientes- que a comienzos de la década de 1980, formaron una compañía de artistas bajo la batuta de Gilles Ste-Croix en un pueblo cerca de la ciudad de Quebec. Hacían malabares, bailaban, lanzaban fuego por la boca y tocaban música, el nombre de la agrupación era un tanto pasado para el extremo de adelante del optimismo; “Cirque du Soleil”.

Hoy día, la organización tiene 5.000 empleados, de cincuenta nacionalidades, realiza 21 shows por todo el mundo y proyecta una venta de 14 millones de boletos al año. La sede central de esta enorme empresa, para ser fiel a sus raíces, se sitúa en el distrito de Saint-Michel, uno de los más pobres de Montreal, al cual apoya con el uno por ciento de sus ganancias para proyectos juveniles y obras sociales.

Para los ahora empresarios, el circo es tan bueno como su último espectáculo, para dar a entender la necesidad de estar en permanente renovación. Sin la innovación, la empresa sería para ellos irrelevante, ya que las expectativas del público se ubican cada vez a mayor altura. Es el aspecto menos conocido del Circo, la investigación en renovación y desarrollo, su asociación con más de veinte universidades del mundo para estar al día en tecnología y explorar posibilidades de cambio.

Las lecciones son evidentes, la actitud de permanente innovación, la capacidad de aprovechar las oportunidades, cuidadosa lectura de las necesidades del cliente, en su criterio, la creatividad tiene que ser alimentada diariamente, es un comentario inspirador, sobre todo, cuando estamos tentados a seguir haciendo lo mismo todos los días y a palos con el águila de la competencia.

PROCOPIO