Los inconvenientes de ser perdedor

22 de Agosto 2018 | Publicado por: Procopio

Las derrotas políticas tienen, como la política misma, la posibilidad de darles las más diferentes y creativas lecturas, hasta dejar la derrota misma absolutamente derrotada, con una argumentación creativa que prácticamente la hace desaparecer. En resumen, no solo no han sido derrotados, sino que al mirar los números de otra manera, significan exactamente lo opuesto. Un milagro de la reflexión intencionada que rara vez se repite en la naturaleza.

No es así en la guerra, por ejemplo, allí el que pierde, sufre, Vae Victis: una expresión latina, que significa “¡Ay de los vencidos!”, que expresa no simplemente el dolor de los derrotados, sino el posible abuso de los triunfadores.

La frase fue pronunciada por el jefe galo Breno que había sitiado y vencido a la ciudad de Roma, el año 330 a.C., tras su victoria, accedió a retirarse de la ciudad previo pago de mil libras de oro. Cuando los romanos protestaron al descubrir que la balanza estaba amañada por los galos, Breno se limitó a arrojar su espada para añadirla al peso de la balanza mientras decía su célebre frasecita.

Hubo de transcurrir algo así como tres siglos para que Julio César se encargara de decirles a los galos, y a todos los demás, por si no estuvieran poniendo atención, que con su República no se jugaba. Con rencor y sin olvido. Lo cual puede ser una prudente política cuando se está conquistando un imperio, pero que él mismo, pasada la rabia, se encargó de modificar; los palos solo para los soberbios y la clemencia para los pacíficos.

Es una lección tanto para ganadores como para perdedores, a la rueda de la fortuna no la clava nadie, algunos logran internalizarlo y, como en el deporte, cultivan la sana advertencia de ganar sin orgullo y perder sin rencor.

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