Las reiteradas revelaciones acerca del “sobrendeudamiento” de los chilenos expresan, en último análisis, un importante nivel de analfabetismo financiero subyacente en las transacciones realizadas en el día a día. Se entiende por analfabetismo financiero la incapacidad para administrar de forma adecuada los recursos financieros a favor del bienestar de una persona o familia. Cuando lo anterior no ocurre, el desastre es inevitable. Suelen generarse entonces grandes titulares en todos los medios los casos de estafas y fraudes porque decenas -a veces cientos- de personas confiaron sus recursos ofuscados por las promesas de ganancias sin considerar los riesgos. Todos los casos conocidos de estafas evidenciaron que el chileno promedio desconoce el principio básico de las finanzas resumido en la relación riesgo y ganancia. Muchos ciudadanos creyeron que no asumían riesgo cuando confiaron sus ahorros a quien ofrecía más rendimiento. Los resultados son de dominio público.
Hay que reconocer que el analfabetismo financiero no es un fenómeno nuevo en Chile ni tampoco en el mundo. Por lo mismo es que desde el 2011 se impulsan iniciativas pedagógicas para enfrentar el sobrendeudamiento de los hogares y también una ley de insolvencia para las personas bajo el concepto protector de una ley de quiebras.
Pero estudios recientes, el fenómeno del sobrendeudamiento en Chile está más concentrado en las poblaciones jóvenes y entre los adultos mayores. En los dos casos, el analfabetismo financiero es señalado como la principal causa. El país ya está empeñado en “alfabetizar”, financieramente. Mientras tanto, lo más recomendable es la antigua e infalible prudencia.
AQUINO