Opinión

El antiguo y poderoso caballero

Por: Procopio 26 de Junio 2018

En la Roma clásica quien ejercía el dominio, sin falsos rubores, era una elite que se perpetuaba a sí misma. Delimitada y definida por la riqueza, la tradición, la sangre y el poder, sus miembros se distribuían en los tres “ordines” en la que estaba dividida. La orden senatorial, la más elevada en lo socio-político; la orden ecuestre, centrada en la riqueza antes que el poder político; y la decurional, los más acaudalados distribuidos en todas las regiones del imperio.

El número de miembros de estas tres órdenes no ascendía a más de cien o doscientas mil personas, menos del 0.5% de la población del imperio, entre ellos, se tenía en cuenta sólo a los hombres adultos, o sea, unos 40.000. Si el territorio romano de entonces tenía una extensión calculada de cuatro millones de kilómetros cuadrados, había, entonces, un hombre adulto decente por cada 96.5 kilómetros cuadrados. Se ruega no concluir que en ese aspecto la cosa era bastante parecida a como ocurre por estos días, aunque parezca divertido pensar que a lo mejor sí.

El asunto que importa es que ese 0.5% tenía un impacto increíblemente poderoso sobre el resto del anónimo 99.5% restante. En la parte de recursos monetarios, el factor no siempre debidamente transparente al hablar de historia, se daba lo de siempre: el poderosos caballero es don dinero, del nuestro, en comparación, contemporáneo, Francisco de Quevedo. La elite, en su conjunto, manejaba el 80% de la riqueza, eran los denominados honestiores, los honorables y todo el resto, es decir, el 99.5%, eran los humeliores, seres inferiores.

La duda empezó a generarse cuando los honestiores empezaron a robar mucho más que los humeliores, cosas de la historia antigua, que podríamos considerar como completamente superadas, o a lo mejor, no todavía.

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