Los niños en tiempos de Arauco

Don Alonso de Ercilla y Zúñiga tiene una estrofa muy lucida describiendo como los araucanos educaban a los niños, estimulando la competencia y la agilidad. Más cercanamente, aunque no demasiado, del observador anterior, Juan Ignacio Molina, refiriéndose a esa modalidades de enseñanza, escribe “Cuando estas criaturas principian a caminar, lo que hacen muy presto, no les ponen ni corpiños ni otras ataduras, los tienen ligeramente vestidos y los dejan andar por todas partes, y comer de todas las cosas. Formándose así por ellos mismos, resultan bien hechos y menos expuestos a las enfermedades que trae consigo la delicadeza de la educación”.

El padre Diego de Rosales, cronista español, autor de la Historia general del Reyno de Chile, escrita aproximadamente en 1630, había obtenido conocimiento de la lengua y de las costumbres de los mapuches en su condición de capellán de ejército durante el gobierno de Francisco Laso, describió que éstos enseñaban a sus niños, desde pequeños, una conducta social. “Aprendían a ayudar a sus padres y a sus hermanitos, a saludar dando la mano y a callar cuando hablaban los grandes”.

Pedro Ruiz Aldea, en su libro Los araucanos y sus costumbres, de 1902, informa “a la edad de ocho años, el niño es dueño del espacio i del tiempo: más veces cabalgando en su corcel recorre los campos en persecución de los animales, otras, armado de su chueca impulsa la bola hasta desfallecer”.
No la pasaban demasiado mal, así parece, los niños mapuches, en realidad, leyendo como empleaban el tiempo, dan ganas de cambiar algunas cosas de la infancia de hoy, puede ser que la perspectiva sea aterrante para el niño urbano actual, pero a lo mejor andarían felices por allí, sueltos y descamisados.

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