Opinión

Ser estudiante nunca fue fácil

Por: Procopio 29 de Mayo 2018

Se termina mayo y para muchos estudiantes de la educación media que ingresaron llenos de entusiasmo a la educación superior se hace evidente que eso de “superior” no es un decir, que hay mucho que estudiar, que las velocidades de la entrega de contenidos académicos suele ser febril y que los profesores no están siempre a mano para sacar de dudas, por la principal razón que se supone que muchas de esas dudas no deberían existir.

Para aquellos que se sientan tocados por esta reflexión, a título de consuelo, se puede recordar que nunca los estudiantes se la llevan pelada. El siguiente fragmento de apunte tiene sus años, “he recitado mi lectura, he desayunado, he llenado otra tablilla de escritura, la he terminado, después me han indicado mi recitación y, por la tarde, me han indicado mi ejercicio de lectura. Al terminar la clase he ido a casa, he hablado a mi padre de mi ejercicio de escritura y ha quedado muy contento. Al despertar al día siguiente, por la mañana, muy temprano, tengo que volver a la escuela”.

Lo interesante de ese párrafo es que es una traducción de una tablilla sumeria que tiene más de cuatro mil años. Se trata de uno de los primeros testimonios del aprendizaje del que está considerado como uno de los mayores logros de la humanidad: la escritura. Está plasmado en una tableta de arcilla cocida, en caracteres cuneiformes, descubierta en las cercanías de los ríos, Tigris y Eufrates, es decir, en la Mesopotamia, donde ese invento vio la luz, por los años 3200 a.C.

Así que no hay que tomárselo a la brava, hay que estudiar, sin flaquear, casi primera y única prioridad, paso a paso, hasta llegar a tener lo que cada uno desea, no se ha descubierto método mejor que aplicarse a fondo, con el mejor esfuerzo sinceramente posible.

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