Patria sin prejuicios

27 de Marzo 2018 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Diario Concepción

Abelardo González Alvarado
Psicólogo PUC, Colegio Pinares

Patria es una novela del escritor vasco Fernando Aramburu, cuya publicación le significó ganar el Premio Nacional de Narrativa. Quizás por su título y su volumen (tiene una extensión de 642 páginas) podría provocar algún tipo de reticencia su lectura, pero, por el contrario, la experiencia de los lectores es que, una vez iniciada su lectura, es casi imposible dejarla, puesto que la historia que se narra y la forma de contarla atrapan, y cautivan al lector y no le sueltan hasta el final.

¿Cuál es la razón de su éxito?

En lo formal, se trata de una novela extraordinariamente bien escrita, directa, sencilla y precisa; no hay palabras ni frases de más ni de menos; nada falta, nada sobra. Es la manera vasca-dura-frontal de hablar puesta en tinta, que se acentúa con la incorporación de giros en euskera, que ayudan a hacer aún más verosímil la historia que se nos relata. La técnica literaria del autor recuerda la novelística latinoamericana, especialmente la de a Vargas Llosa, por sus sorprendentes y repentinos cambios de tiempos, por su entremezcla de las voces que intervienen en el relato y por la repetición de la misma narración contada por distintos personajes.

En su contenido, la novela relata 30 años de la historia reciente del país vasco, a través de la vida de dos familias que viven en un pueblo cerca de San Sebastián. Son nueve miembros en total cuyas vidas se entrecruzan y van tejiendo un relato desgarrador, intenso, emotivo y doloroso. Especial mención hay que hacer de las dos mujeres, madres y esposas de esta historia, cuya fuerza y carácter sostienen el relato desde el comienzo al fin. De grandes amigas, el conflicto etarra las convierte en enemigas, arrastrando tras de sí a sus familias y a todos los habitantes del pueblo. Ya se habrá adivinado que lo que se quiere representar aquí es la división del país vasco en dos polos opuestos e irreconciliables, cada uno con su propia mirada y su propia verdad.

Patria tiene muchísimos méritos y no es menor la gran ayuda que el escritor hace para la comprensión del tema vasco, y, con ello, para consolidar la convivencia del pueblo con la paz, la justicia y el perdón.” Mi novela -afirma Aramburu en una entrevista- es un alegato contra el dolor que se provocan unos seres humanos contra otros”.

En Chile, los políticos e historiadores ya han hablado mucho y el perdón, y la paz aún no llegan; falta un buen escritor (¿Jorge Edwards?) que tome su pluma para dar vida a una novela cuya historia transcurra entre los años 70 y 90, y que al modo de Aramburu lo realice con prescindencia de las ideologías y prejuicios deformantes que dividen a las personas en malos y buenos. Serviría para “romper los tabúes y maniqueísmos que imposibilitan comprender la dimensión humana de nuestras grandes tragedias históricas”, como lo señaló un columnista de El Mercurio.