Por: Danny Gonzalo Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned
El electo presidente Sebastián Piñera anunció su Gabinete ¿qué se puede decir de aquello? En primer lugar, a diferencia de su primer gobierno, en esta oportunidad privilegió a personas del campo de la política por sobre los mentados “independientes” o “técnicos”. Además, confirmó a ex colaboradores de absoluta confianza como Pérez o Chadwick.
En segundo lugar, se conformó un gabinete con un perfil muy claro: conservador en los temas valóricos y muy (neo) liberal en el terreno económico. Pero no es todo, a esto cabe señalar un par de designaciones que, a lo menos, causan extrañeza, por no decir críticas.
Veamos. Desde el punto de vista valórico, Piñera designó como ministra de la Mujer y Equidad de Género a Isabel Plá, una ferviente opositora al proyecto de aborto que impulsó el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. En materia económica se encuentra una dupla neoliberal como Larraín y Valente, éste último, un defensor del sistema de AFP. A ellos podemos agregar otros nombres que también han manifestado sus beneplácitos con el mercado. Es el caso del nuevo Ministro de Educación, Gerardo Varela, quien expresó públicamente que el problema de la educación chilena no es la gratuidad o el lucro, sino más bien como atraer inversiones y competencias al sector. Por lo tanto, lo que importan es la libertad (por cierto económica) para educarse y financiarse.
Las curiosidades o paradojas están, por ejemplo en Justicia y Relaciones Exteriores. En esta última se ha designado a un escrito, como Roberto Ampuero. Un personaje sin experiencia en la materia, el cual por medio de sus columnas y escritos, varias de ellas “poco diplomáticas”, no ha escatimado esfuerzos en críticas a gobiernos con los cuales hoy tiene abierta discrepancias. Por lo tanto, y por un mínimo de consecuencia, de lo cual tanto le gusta pregonar a Ampuero, correspondería que hoy en su calidad de Ministro, impulsara el término de las relaciones diplomáticas con Cuba o Venezuela, por ejemplo.
Otra caso es el de Hernán Larraín, “amigo” de Colonia Dignidad, Vicerrector de la UC en tiempo de la dictadura y defensor del régimen de Pinochet. Ha sido designado Ministro de Justicia y Derechos Humanos. Qué paradoja más grande dirigir un ministerio que tiene el rotulo de Derechos Humanos y en el pasado estar vinculado a una dictadura y Colonia que violaron sistemáticamente aquellos derechos.
En consecuencia, hemos sido notificados de cómo viene la mano del nuevo gobierno, aunque para ser más exactos, aquello se sabía con antelación. De ahí entonces que se vengan tiempos complejos y riesgosos; por lo tanto, la amenaza a las conquistas logradas durante estos años está a la vuelta de la esquina y en esa tarea no habrá espacio para ambigüedades o vacilaciones para defender lo que tanto ha constado conseguir.