Opinión

Francisco

Por: Diario Concepción 27 de Diciembre 2017
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Por: Andrés Cruz Carrasco
Abogado, Magíster Filosofía Moral

El líder de izquierda Mélenchon llegó a decir: “Vaya, por un vez eligieron a un papa cristiano”. Y es que el Papa Francisco ha sido un soberbio comunicador. Ha denunciado las desigualdades sociales, los desastrosos efectos de la economía neoliberal y se ha negado a juzgar a los homosexuales. Viniendo de él, su discurso seduce, pero también genera detractores entre los más conservadores del clero.

Para algunos, es un eslabón más de la oscilación entre conservadores y aperturistas en la curia, luego de dos papas considerados más reaccionarios como Wojtyla y Ratzinger. Sin embargo, hay quienes confían en que este Papa es más que una consecuencia de la alternancia. Ha dicho: “Cristo golpea la puerta de la Iglesia, ¡pero lo hace desde el interior! Quiere que se abran las puertas de par en par, para poder salir. Para poder reencontrarse con el mundo y la humanidad”.

Francisco apela a una dimensión evangélica fundadora de la Iglesia. Son sus miembros quienes tienen la vocación primera de hacer vivir el mensaje de Cristo, entre todos los seres humanos, dejando de lado el enfrentamiento cultural contra el mundo contemporáneo.

Ante todo, se trataría de asumir una función pastoral y aceptar la evolución de la doctrina. Pero hay sectores que han sostenido que algunas de sus propuestas serían “heréticas” (específicamente 19 pasajes de la exhortación Amoris Laetitia de 2016). Es que hay quienes no pueden aceptar que los católicos divorciados y que vuelven civilmente a contraer matrimonio puedan recibir la santa comunión y que apelan a una postura más contundente contra la homosexualidad por ser contraria a la ley divina.

El cardenal Raymond Burke llegó a decir que la Iglesia estaba deviniendo un barco sin timón y que por la acción de “las fuerzas del mal”  se pretendían adoptar propuestas evolucionistas propugnadas por Francisco. El arzobispo Chaput de Filadelfia instruyó no aplicar ciertas posturas papales incluidas en Amoris Laetitia. Pero Francisco ha señalado que en todas las religiones nos encontraremos con pequeños grupos de fundamentalistas que, por su fanatismo, se opondrán a cualquier cambio.

Se ha sostenido que no ha asumido una posición más clara y dura contra los abusos sexuales consumados por miembros de la curia. Incluso se ha llegado a decir que estas medidas de renovación, más que por convicción, son una necesidad para poder sobrevivir y mantener la influencia del Vaticano. Al parecer, estamos ante un ser humano a cargo de un complejo entramado compuesto por otros seres humanos, con sus pugnas de poder, sus envidias, sus éxitos, con sus fracasos, sus aciertos y sus errores.

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