Opinión

El día que se descubrió el futuro

Por: Diario Concepción 27 de Diciembre 2017

Cuando nuestros toscos, pero ingeniosos antepasados, descubrieron que plantar algunas hierbas permitía tener de ellas un abastecimiento seguro si las cuidaba, y mejor todavía, que se podía cultivar varios tipos de ellas, empezó a tomar conciencia que estaba frente a un escenario nuevo; ya no estaba a merced del azar.
Había nacido la agricultura y con ella un sentido de secuencia y espera, tan rutinaria y predecible como los cuidados y trabajos que había que emprender. No estaba nuestro peludo antecesor en condiciones de describir esta nueva ocupación como actividad económica de orden agrícola, pero si tenía cada vez más claro que ésta seguía los ciclos de las estaciones, que comprendía largos meses de cultivo cuando las semillas que había plantado empezaban a brotar, los que eran seguidos por días cortos y frenéticos de cosechas y almacenamiento.
En parte dejó de estar librado a su suerte, no era como salir a cazar, que si había suerte, miel sobre hojuelas, y si no la había, hambre y consecuencias fatales si la mala racha se prolongaba. La agricultura le permitió guardar alimentos, pero al mismo tiempo le cobró un precio altísimo, lo obligó a quedarse en su sito, más todavía, a cuidarlo, a protegerlo y andar preocupado del ritmo invariable de sembrar , cuidar y cosechar y cuidarse de los que quería aprovecharse de sus esfuerzos
En pocas palabras dejó de vivir el tiempo presente; encontrar algo, comérselo y sobrevivir, sino tener un plan de vida, trabajoso pero seguro, pensar en el mañana, es decir descubrir el futuro, tener uno, con todas sus responsabilidades.
Esa es la diferencia, vivir al día, libre como un pájaro, pero frágil, o vivir con un futuro y aprender a cuidarlo para que sea como lo queremos.

PROCOPIO

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