Opinión

Romper paradigmas en la paternidad

Por: Diario Concepción 21 de Diciembre 2017

En una de las argumentalmente diversas y eternas tertulias con mi amigo Rodrigo Bragado en los pastos de la universidad, junto a otro grupo de amigos hace ya una decena de años, discutíamos algunos conceptos de Daniel N. Stern, específicamente el de constelación maternal. Nos parecía interesante como se elaboraban punto tras punto las ideas y nos hacía mucho sentido, Sin embargo, en algún momento del fragor de la conversación, nos preguntamos, medio en serio, medio en broma, si algo como eso también podría pasarle a los hombres. Pero el tema quedó ahí.

Hace algunos días, me encontré con un afiche que promocionaba un Taller de Paternidad Activa. Entonces me pregunté: ¿hay acaso una paternidad inactiva? ¿Por qué darle un adjetivo calificativo de actividad a algo que es una responsabilidad que se asume en el momento de tener hijos? Milisegundos después, entendí la idea a la base: el sentido era promover la participación de los hombres como papás, cuidadores equitativos y no violentos.

En las publicaciones de los diversos ensayos clínicos aleatorizados, diseñados para medir la efectividad de cierta intervención en el fortalecimiento de habilidades parentales con padres y madres que tienen niños y niñas con problemas de conducta, se parte por la premisa teórica de que el comportamiento parental es una variable mediadora entre los factores de riesgo (temperamento difícil) y la probabilidad de desarrollar problemas de conducta en la infancia (Paulussen- Hoogeboom, Stams, Hermanns, Peetsma, & van den Wittenboer, 2008). De lo anterior subyace la idea de que así como es una variable moderadora entre factor de riesgo y disfuncionalidad, de la misma forma podría serla entre factor protector y bienestar eudaimónico en contextos de salud mental infanto juvenil.

Cuando se revisa los porcentajes de participación de los padres en los programas, las cifras son considerablemente menores que las cifras de las madres que también participan, a pesar de todas las facilidades que se realizan desde los equipos de trabajo para mantener la adherencia a los programas.

Volviendo a la idea inicial, lo activo de la paternidad pareciera tener relación con el reconocimiento progresivo de la importancia que implica para los hijos e hijas, las comunidades y las familias la participación de los padres en las tareas de crianza y cuidado. Resulta ser un campo que está tomando fuerza y que nos plantea que en nuestro ecosistema el estado de la paternidad está cambiando.

En investigacione s recientes se explicita la creciente evidencia que muestra que un padre involucrado impacta positivamente en el desarrollo de sus hijas e hijos en todas sus áreas de desarrollo, concibiendo así también a la paternidad como un ámbito de bienestar y sentido de vida para los hombres así como una puerta de entrada para abordar el cuidado de su salud personal, familiar y la prevención de la violencia.

Gustoso estaría de revivir una nueva tertulia con Bragado, y comentarle que poco a poco se ha ido disgregando el machismo culturalmente definido, la rigidez en las normas de género y las concepciones de los hombres como meros proveedores. Probablemente quedan hartas preguntas más que hacer, y hartos temas más a discutir tales como: de qué manera se pueden ver diferencias en la paternidad en todas las formas de relaciones familiares y de pareja incluyendo las familias diversas o cómo podemos comprometer a los hombres y a los padres a ser mayores protagonistas del cuidado de los niños, de las mujeres y las familias.

Etiquetas