Difícil, muy difícil

20 de Diciembre 2017 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Por: Andrés Cruz Carrasco
Abogado, Magíster Filosofía Moral

Difícil que se acceda a la presidencia cuando se designa al candidato sobre la base de la “encuestocracia”, y no en un relato, principios y un programa. Más difícil cuando levantamos una figura por ser nueva, pero que aparece junto con otros que han detentado parte del poder por tanto tiempo, que representan esas prácticas siniestras relacionadas con el acomodo, ubicar a los suyos y permanecer anquilosado en algún cargo público.

Más complejo se torna cuando se invoca el apoyo de una coalición en ruinas, sumida en disputas por carecer de claridad en sus objetivos, mirando nostálgicamente atrás, en lugar de ofrecer algo nuevo a un ciudadano con poca formación, preparado para ser un buen consumidor, para tener y hacer, para competir (en la medida de los posible) y no para convivir.

Muy dificultoso es pretender gobernar cuando se hace gárgaras con la participación ciudadana para permitirles a los votantes decidir sobre futuros candidatos, pero se opta por no hacer primarias, que mejor decidan los mismos de siempre entre sus cuatro oscuras paredes, dejándole un enorme espacio a los adversarios para que puedan mostrarse ellos y sus propuestas, asumiendo una arrogante postura de ningunear a los opositores.

Más difícil, si hay dos candidatos representando al mismo agónico conglomerado. Más peliagudo se torna si no se presenta un programa, que puede que nadie lea pero al menos se sabe que existe y del que se desprende que se sabe dónde se quiere ir y qué se quiere hacer. El embrollo se hace más grande si en la segunda vuelta se radicalizan las posturas, no se enfrenta adecuadamente la campaña del miedo y en lugar de mostrar a un voluntarioso candidato como referente, se le deja sólo, en contraposición con el contendor que se transforma en la figura de autoridad que aglutina incluso a quienes aparecieron como sus más enconados adversarios, confiriéndole algo que tanto le gusta al elector nacional: un conductor que da más aval de seguridad y estabilidad.

Más difícil, cuando se invoca un profundo sentido de regionalismo, pero se siguen celebrando construcciones de metros en Santiago, y no son capaces de terminar un puente (cuya construcción demoró menos a mano hace varios años por un puñado de obreros), se fraccionan regiones con criterios populistas y se pretende ser apoyado invocando ser continuadores de quienes adoptaron estas decisiones. Todos somos generales después de la batalla, pero también siempre se cosecha lo que se siembra.