Un clásico que no quiso ser pichanga
04 de Diciembre 2017 | Publicado por: Paulo Inostroza
Cuando Vial fue homenajeado en la municipalidad, por su ascenso a Segunda, la bomba fue lanzada: clásico contra el “Conce” en Collao, el 30, celebrando el Bicentenario de la firma de independencia. La noticia prendió rápido porque es un partido que hace rato todos quieren ver. No se juega oficialmente hace 5 años y esa vez, por Copa Chile, no fue en igualdad de condiciones. Pero no solo eso. Vial llevó 18 mil personas el día del ascenso y los morados 15 mil para un amistoso con Osorno. ¿Cuánta gente podrían reunir juntos?
Pintaba lindo. Demasiado, pero como toda bomba fue lanzada desde arriba sin preguntar a nadie. El lunes se reunieron los representantes de ambos clubes, en la municipalidad, en lo que parecía una junta para anunciar el notición. Estaban todos reunidos, pero Ortiz salió con cara de “aquí algo no anda bien”. Armar un Conce–Vial no es llamar once jugadores por lado y tirarlos como si fuera un beneficio. Tampoco es que no haya voluntad de ambas partes y cierren la puerta por mala onda a la autoridad o miedo al rival.
Nada más lejos de la realidad. Siendo claros… ¿Quién sería tan torpe para echarse a la autoridad encima? Es más, Vial se cuadró sin siquiera saber con qué jugadores iría a la pelea ese día. Con lo que tengan, iban. Claro, Vial sabe perfectamente que en el fútbol, ayuda mucho tener alguien de peso que avale en la conversación de pasillo. Del otro lado, el “Conce” con la gran disyuntiva: “no puedo, pero cómo digo que no sin quedar negro”. No podían porque están en otra, trabajando a full por entrar a Segunda. Es una reunión tras otra y organizar un clásico con Vial significaba sacrificar fuerzas en un partido que, si todo les sale bien, podrán reeditar por el torneo oficial. ¿Se imagina eso? Y el “León” sabe que está bajo la lupa de la Anfp. Hasta ahora tienen un siete en conducta y orden administrativo… ¿Y qué pasa si en este clásico armado a la rápida algún hincha se descuadraba contra el archirrival? La imagen lila se iba a pique y, con ello, su gran aval para postular al profesionalismo.
Había demasiados vacíos. Faltaba saber qué opinaban Gobernación y Carabineros sobre jugar justo antes de Año Nuevo. Propusieron jugar con 10 mil personas. Pocazo. Los dirigentes lilas se dieron cuenta que algo no calzaba. Era sacar el partido para salir del paso, para que no pareciera una promesa al voleo. Los morados privilegiaron su prestigio –que tanto costó levantar- y el interés de su gente sobre el beneficio económico pasajero o el capricho de alguna autoridad. Buena señal. Ojalá no les pasen la cuenta.