Opinión

El poético lenguaje vinoso

Por: Procopio 08 de Noviembre 2017

Junto con la tradicional belleza de la mujer chilena, frase casi protocolar de relaciones públicas, el otro aplaudido fruto del país es el vino,  éste último ha tenido recientemente otro reconocimiento global, James Suckling- un apellido para su especialidad particularmente sugerente-  autor de una guía de vinos de prestigio mundial, y una de las más influyentes en el mercado,  ha concedido el galardón al mejor vino del mundo al  Almaviva Puente Alto 2015, una obrita de arte de la asociación entren Concha y Toro y Baron Philippe de Rothschild.

Participaron más de 16 mil etiquetas, el exponente nacional fue galardonado debido a la “grandeza de su intensidad, estructura y equilibrio” destacando, además, que Chile se ha convertido en una zona de vinos por derecho propio, sin mencionar a los entusiastas consumidores, dignos de aplauso por su dedicación y patriotismo.

Para conversar sobre este tema con propiedad, es necesario aprender a hablar, así, un vino blanco puede ser “Amarillo pajizo brillante con reflejos verdosos. Fresco y aromático. Notas de fruta blanca, exótica y cítrica (pomelo) y herbáceos frescos. En boca es sabroso, vivo y amplio. Sensaciones frutales de manzana verde y albaricoque. Persistente y grato final algo amargo” y uno tinto, “más bien picota intenso con ribete violáceo. Complejo, elegante e intenso. Aromas de fruta madura, ciruelas y moras, florales (violetas), canela y clavo, minerales y hojarasca. Equilibrado y goloso en la boca. Fruta en sazón, notas balsámicas, regaliz, incienso…Pos gusto persistente y aromático”.

Ahora que estamos en las grandes ligas vitivinícolas hay que estar al día, catalogar al vino como bueno o pasable, o no está mal, es del todo insuficiente, se acabó el recreo.

 

                      PROCOPIO

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