Más de alguien debe haber estado tratando de subirse a un bote desde algún muelle, hay momentos, como en todo abordaje en circunstancias parecidas, que permiten hacer la maniobra con soltura y elegancia, es cuestión de dar un salto de complejidad mínima y ya está, transformados en cosa de segundos en auténticos marinos, un tanto tembleques, es cierto, pero ya es algo estar arriba del bote y salir rumbo al mar que tranquilo nos baña.
Otras veces, el océano Pacífico no le hace honor al nombre y se ve verde oscuro y amenazante, como pasó hace pocos días, cuando un camión que llevaba una retroexcavadora, producto de una mala maniobra de una barcaza, se cayó al agua, el chofer se salvó de milagro, está registrado, se aprecia la maniobra de embarque hacia la embarcación, esta se desplaza levemente, haciendo que la rampla y su carga cayeran al mar, arrastrando también al camión, perdiéndose ambos en el fondo del mar.
Menos mal que a pesar del rápido hundimiento, el conductor logró salir a tiempo del camión y nadar con comprensible prisa y agilidad hasta llegar al muelle desde donde había salido hacía un par de minutos, calado hasta los huesos y con manifiestas señales de desconcierto. Falta ahora que tanto el camión como su carga sean recuperados, asunto que por el momento no se resuelve, en el intertanto la Capitanía de Puerto de Puerto Natales, a título de consuelo, informa que no se registra fuga de combustible.
Pasada la emergencia, llega la hora de las recriminaciones y sumarios correspondientes, habrá para rato, ya que se espera una dura competencia para señalar quien es el verdadero culpable, por lo pronto se añade un elemento conocido; la pésima idea de andar con retroexcavadoras.
PROCOPIO