Era Día de los Enamorados en Arena do Gremio y enfrente Ze Roberto, Cris, Barcos, Moreno Martins y “Edu” Vargas. Arrué para Braian, el gigante mete un balón rasante y Falcone empalma con violencia. En Fox hablan de este Huachipato que juega bien, y se atreve, cuentan la historia de Talcahuano y las fábricas de acero allá en Higueras. El continente toma nota de este equipo curioso que los dos años siguientes asoma su cabeza ya no tan tímida en la Sudamericana. Fue la segunda Copa Libertadores de ese equipo de Pellicer que también peleó con el Fluminense de Fred y Deco y quedó fuera solo por diferencia de goles.
¿Lo recuerda? Seguro que sí y bien clarito. Han pasado cuatro años y qué ganas de verlos otra vez ahí. De deleitarse en la tribuna del CAP con cracks de ese calibre. Nombrarlos, parece tan lejano como imposible. Recordar que Los Bunkers tocaron gratis afuera del complejo justo antes de un partido. Una maravilla. Pero Huachipato estuvo a un palo de volver al torneo más grande del continente y sé que al hincha le duele. Duele porque en provincia no se llega todos los días a mezclarse con la crema sudamericana, pero también da rabia porque queda la sensación de que el último paso era el más simple. Tan a la mano que ya sacábamos cuentas y pensábamos en el sorteo esperando la
pelotita del “Chile 3”.
Huachipato hizo una muy buena Copa Chile, no seamos ciegos. Terminó invicto, borró con merecimientos a la UC y regaló momentos de brillantez juntando el talento de Soteldo con la contundencia de Ortega, que se prendió de a poquito. Y por eso ilusionaron a toda su gente con argumentos. Los grandes empezaban a caerse del cuadro y las llaves emparejaban a los de Vigevani con San Felipe y Wanderers.
Por eso el último partido en el CAP dolió tanto. En 180 minutos, Wanderers hizo muy poco. En los últimos 90 en Talcahuano, prácticamente nada. Apostó mezquinamente al cero y a que el buen Castellón se inspirara, aunque ni siquiera fue necesario. Huachipato sí quiso ganarlo, pero fue incapaz. Golpearon a Soteldo para apagarlo un poco y no hubo claridad en la puntada final. Enfrente, un equipo que pelea ficha a ficha con Curicó para no perder la categoría. Un equipo limitadísimo. Ese rival que piensas “ya, queda tiempo. En cualquier momento lo matamos”, pero igual salió vivo y celebrando en cara siderúrgica.
Huachipato se farreó jugar otra copa grande. Se farreó medir fuerzas con Deco y Ze Roberto, llevar Talcahuano al continente y ganar una vitrina para que los directivos hagan negocio con sus joyitas. Qué triunfazo ese 14. Cómo le pegó Falcone.