Opinión

El dinero no suele tener banderas

Por: En el Tintero 18 de Octubre 2017

El ya retirado, pero no por eso mudo, ex director del prestigioso y venerable diario el Comercio de Lima, Francisco Miró Quesada Rada, no saca el ojo de la mira sobre la actuación de los partidos políticos, y su andamio económico, sin distraerse, ni discriminar entre los que están en el poder y los que darían lo que fuera por reemplazarlos.

Para proceder a sacudirlos busca un par de excelentes padrinos, el primero es el famoso Charles Wright Mills, eso sí, aclarando desde la partida que él no fue el primero en sostener que en la democracia hay grupos de poder económico: una élite, que se autodescribe como apolítica, o gremial o técnica, o el apelativo eufónico que parezca menos irritante, que sin embargo, por lo bajo, hace política, influye en las autoridades y concentra la riqueza de la nación, para Mills, esto afecta uno de los principios de la democracia, el de la igualdad.

El ilustre antecesor de Mills es Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville, ya había cuenta en su obra “La democracia en América” en 1835, que en la democracia hay grupos que no son partidos políticos, pero que “presionan” sobre las autoridades para que estas tomen decisiones a favor de sus intereses.

Separar la política de las platas es un asunto arduo, si bien hay legislación de por medio, también hay dinero por medio y ante esa disyuntiva puede que no gane la ley. Habrá que estar atento a las jugadas durante las campañas en pleno desarrollo, los forados minúsculos, y a veces no tanto, de las leyes, por los cuales se les saca el cuerpo. Ver cómo salen los candidatos de las pruebas de la blancura, total, la palabra proviene de cándido, del latín: puro, limpio, albo, inmaculado y no ingenuo o corto de alcances como a veces se supone.

PROCOPIO

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