Los juicios de Salem por brujería ocurren en un episodio de histeria colectiva durante el período de colonización de los Estados Unidos, en 1692, en la aldea homónima, en el actual estado de Massachusetts, donde, como efecto colateral de luchas internas de las familias coloniales y fanatismos puritanos, fueron condenadas a muerte 19 personas acusadas de brujería, todas mujeres, y se encarceló a un número mucho mayor.
Se acusó primero a una esclava con sospechosos antecedentes antillanos, quien logró ser perdonada dando testimonio de dos niñas altamente embrujadas, las niñitas Parris , quienes se defendieron, diciendo que habían sido poseídas por el demonio y que se ofrecían de voluntarias para ayudar a los ministros religiosos a ubicar a las auténtica brujas.
La oferta fue muy bienvenida por los pastores, deseosos de aumentar su popularidad y los aportes a la iglesia, como se había observado en Boston, donde el afortunado descubrimiento de un par de brujas había robustecido enormemente la fe y sobre todo las donaciones a los custodios de las almas y a las tesorerías de las parroquias.
Otras niñas de la localidad son poseídas y manifiestan comportamientos brujeriles, entre revolcones y espumarajos, empiezan a delatar gente del pueblo que, bajo la apariencia de normalidad son extremadamente brujos. Los templos repletos de enfervorizados clientes, empezaron a ubicar candidatos a la horca, uno de los modos más efectivos a la hora de deshacerse de tamaña amenaza.
En resumen, hubo más de 150 detenidos y procesados, cinco fallecen en prisión, 26 condenados, 19 mujeres y 5 hombres ahorcados en medio del jolgorio de grandes y chicos. Actualmente, el atractivo sigue vigente, acuden a Salem 800.000 turistas al año.
PROCOPIO