Las cuecas, las banderas tricolor y las Ramadas. Los asados, las empanadas y la chicha en cacho. Los pajaritos, los alfajores y el mote con huesillos. Los volantines, las fondas y los juegos criollos. Esta somera enumeración pareciera abarcar buena parte de las tradiciones culinarias y lúdicas de nuestras fiestas patrias; sin embargo, la lista dista mucho de ser taxativa. El período dieciochero suele tener también mucha cumbia, comida a destajo (muchas veces asociada a consumo posterior de sal de fruta), una ingesta un tanto descontrolada de alcohol.

En este segundo escenario, poco alentador las más de las veces, año tras año y de manera infatigable, se repiten un limitado número de noticias que, en distinto orden, decoran páginas de diarios u ocupan minutos en los noticiarios, en días en que se resisten a competir hechos más novedosos y tal vez más interesantes.

Es como si existiera un manual en manos de editores, una especie de recetario escrito por un experimentado chef, que plasmaría en las hojas sucesivas sus recetas para las más tradicionales noticias dieciochescas. y que diría algo así:

“Averigüe cuánto subieron los buses sus pasajes este año. Sazone con buenas razones para explicar el alza en carnes, longanizas, papas y cebollas.Gratine a fuego lento las quejas de los fonderos, porque las ventas han sido menores a las esperadas. Fotografíe generosamente a alcaldes y autoridades bailando unos cuantos pie de cueca, y luego revuelva”.

Y aunque nadie en la prensa lo quiera, esta receta volvería a tener el más agrio de los vinagres: los accidentes, muchos de ellos fatales, por la irresponsabilidad e imprudencia de no tan pocos.

Hemos de esperar que este año  modificar la receta, y podamos dejar fuera definitivamente el vinagre.

 

                        Pigmalión