Escribir en barro es entretenido, pero los escritos duran poco, los ingeniosos habitantes del territorio fértil entre los ríos Tigris y Éufrates, tenían barro a mano, pero se les ocurrió hacer tabletas, escribir en ellas con sus propios signos y ponerlas al horno, se resolvió así el problema de la durabilidad.
Cientos de miles de estas tabletas, miles de años después, están disponibles para los ávidos antropólogos y sabios surtidos dispuestos a develar secretos ocultos en la críptica escritura cuneiforme. Entre esos interminables inventarios de misterios por descubrir, han encontrado uno más, en una pieza de arcilla de 3.700 años de antigüedad.
La tablilla de marras, descubierta a principios del siglo recién pasado, ha desconcertado a los matemáticos desde entonces, parece ser en una sofisticada tabla trigonométrica que los babilonios utilizaron para construir edificios y canales.
La pieza lleva inscritas cuatro columnas y 15 filas de números en base sexagesimal que demuestran que la trigonometría, o sea el estudio de los triángulos, surgió en Babilonia al menos mil años antes que Grecia, con la “tabla de cuerdas” del astrónomo y matemático griego Hiparco que vivió entre los años 190 y 120 a.C., con la que éste lograba relacionar la longitud de los lados y los ángulos de un triángulo. Un perfecto misterio, todavía por resolver, para un considerable número de nuestros estudiantes de educación básica y media.
No hay nada para inquietarse, con otras aplicaciones, todavía no disponibles en el mercado, será posible traducir rápidamente las famosas tabletas y así descubrir que ya estaba casi todo descubierto y que ahora no hace falta pensar tanto, si para eso tenemos a los teléfonos inteligentes.
PROCOPIO