Una de las características más irritantes e inevitables de la realidad es que está allí, no importa lo que nos esforcemos por ignorarla, no importa la experiencia política de los candidatos que quisieran transformarla a pura fuerza de voluntad, o mediante la aplicación de su ideología con supuesta magia transformadora, las realidad sigue su curso, empujada por fuerzas innumerables que dejan a cada uno de nosotros una oportunidad limitada.
La realidad en este momento es el trabajo realizado por máquinas con programas complejos, siempre hubo máquinas, pero estas hacen las cosas más raras según su diseño, con tal grado de perfección que corremos el serio riego de ser desplazados de nuestros puestos habituales, por robots.
Pero, como compensación, una suerte de justicia poética, se han levantado voces para exigir que así como los robots producen dinero, así mismo, como cualquier mortal, tienen que pagar impuestos, con lo cual se transforman en robots más humanos que antes. En esa dinámica, un reporte del diario Korea Times, de Corea del Sur revela que las autoridades de este país han lanzado una iniciativa donde aquellas empresas que impulsen el uso de autómatas sobre la contratación de humanos serán obligadas a pagar más impuestos, de manera indirecta.
Ahí queremos ver a estos dichosos robots, dando explicaciones a los implacables inspectores de impuestos internos, será una prueba definitiva para la inteligencia artificial, tendrán que aprender con mucha velocidad como sacarle el cuerpo a la jeringa, ya que los humanos no estarán dispuestos a traspasarle los trucos trabajosamente elaborados por siglos, a estos artilugios creados para sacarnos de circulación, otra cosa es con guitarra.
PROCOPIO