Para cualquier persona digna de dejar testimonio valedero de su paso por este lindo planeta azul con manchitas verdes, está por lo general claro que algo hay que hacer, puede ser la fama inolvidable, que algunos alcanzan matando con métodos aceptables, como guerras justas, a varios millones de sus congéneres, o con magnas obras, de muy difícil ejecución y con abundantes dosis de suerte y oportunidad. Para todo el resto, un tanto resignadamente, se ha dado parámetros más modestos; plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro.
En términos institucionales, esa vara resulta demasiado baja, se trabaja con dimensiones más exigentes, miles de hijos, libros y árboles, como ocurre justamente con estos últimos, mediante la alianza entre la Universidad de Concepción y la generadora Enel , que previo convenio comenzaron a ejecutar un plan de reforestación de 700 hectáreas de bosque nativo en la Región de La Araucanía y del Bío Bío, empezando a saldar una deuda contraída hace más de una década con las comunidades de los sectores cordilleranos de esas regiones afectadas por la instalación de la Central Ralco.
El compromiso es de la magnitud que corresponde, la casa de estudios es la encargada de esta tarea, a cargo de académicos de primer nivel de la Facultad de Ciencias Forestales, desde la selección de ejemplares, a la preparación de los terrenos previo a la plantación y la plantación propiamente tal de alrededor de 3.200.000 plantas, culminando con el establecimiento de esta masa boscosa de árboles nativos.
La idea común de los hijos, los libros y los árboles es prevalecer en el futuro, dejar las cosas mejor que como estaban, dejar sentado que a la generación presente, sí le importan las generaciones por venir.
PROCOPIO