Lamentablemente se lesionó Felipe Mora. Qué bien andaba el nueve de Hoyos, lejos el mejor jugador del último torneo local. También estaba fuera Castillo y, medio de rebote, entró Ángelo Sagal, que méritos también tiene. De rebote quizás porque los otros dos corrían con ventaja y además son nueves bien nueves, de esos que aguantan de espalda y de naturaleza pepera. Sagal es más de ir por el costado, aunque no le hace asco al arco.
En Huachipato se deben sobar las manos. No por la desgracia ajena, que es una cosa muy fortuita, pero sí por el bien caído del cielo. Uno de los seleccionados chilenos, al lado de Gary, Alexis y toda esa generación dorada, es de Huachipato. Uno de los que estará en Rusia, tal vez echando carrera con Cristiano Ronaldo en alguna pelota por la banda, juega cada fin de semana en el CAP. Y en la tele van a hablar de un club de Talcahuano y algo de su historia tal vez. Imagínese que hace un gol, como ese del otro día para rematar a Burkina Faso.
Y allá en Corea del Sur, Yeferson Soteldo acelera y se saca uno, dos y hasta tres. Llega a línea de fondo, mira hacia atrás y deja solo al grandote Córdoba para otro gol vinotinto. Venezuela sorprende a todos y la camada de Dudamel tienta a todas las grúas europeas. El chico del acero, con menos de veinte años, ya vale unos cuantos millones. Y si pasa contra Uruguay, son finalista y a Soteldo súmele un palo más. El negocio del siglo.
Y el recién fichado del acero Juan Córdova fue citado, como viene siendo costumbre al representativo de Canadá -tiene doble nacionalidad- y Lampe repite en Bolivia. Dávila partió a México, Carlos González está en las mismas y César Valenzuela podría llegar a algún grande de Santiago.
Si yo le diera solo estos datos y usted nunca hubiera visto jugar a Huachipato, pensaría que le estoy hablando de un equipazo. Una máquina que, fijo, le pelea el título a la “U” y Colo Colo o, al menos, juega Sudamericana ahora que cualquiera la juega. En Fox deben pensar eso. Deben creer que Soteldo acá se pasea porque la liga chilena es de bajísimo nivel y que ese equipo de Talcahuano, de nombre curioso, debe ser uno de los más agradables a la vista.
Y lo cierto es que nada de eso sucede en el mundo real. Porque Ángelo y Yeferson están hoy en el país de las maravillas y el hincha se pregunta cuándo les tocará disfrutar a ellos. Porque se acuerdan del compañero de pega que llegó hace poco y se fue cuando no alcanzaban ni a aprenderse el nombre. Ese que ya había mandado currículum a otro lado. ¿Puede convivir el éxito deportivo del club con el financiero? Ese es el desafío.