El próximo año asumirá un nuevo Gobierno que tendrá sobre sus hombros la titánica tarea de sacar al país de una fuerte desaceleración, que no vivíamos desde hace casi una década. El país que recibirá esta nueva administración está marcado por la incertidumbre, especulación, baja inversión, alto desempleo, reformas inadecuadas y políticas que hacen creer que cada uno actúa pensando en sus propios intereses sin pensar en el bienestar de quienes representan y de todos los chilenos.
Si los intereses propios conllevan a un bienestar generalizado es el "equilibrio" ideal en un mercado competitivo y perfecto. No obstante, siendo realista, el mercado es imperfecto por lo tanto pueden existir varios equilibrios simultáneos, lo que ocurre cuando las estrategias no son las óptimas, no son racionales, no buscan el bien común o no se cumplen las normas básicas y éticas.
Pensemos en algo muy simple: un parque. El parque está limpio porque hay personas que trabajan en ello y además muchas personas utilizan correctamente los basureros y cuidan el lugar: Cooperan. Una actitud cooperadora o egoísta es el dilema. Si boto basura "no hago daño" pues "alguien" lo limpiará y seguirá todo en orden. Cooperar o no, es lo que matemáticamente hizo ganar a John Nash el Premio Nobel de Economía en 1994 por el famoso "Equilibrio de Nash" cuya historia fue muy conocida en la película "Una mente brillante".
Aplicable a una infinidad de problemas en variadas ciencias y situaciones y económicamente aplicable en situaciones de sindicatos, decisiones de inversión, financieras y políticas e incluso en estrategias de campañas políticas. (En esto podríamos extendernos ampliamente pero no es la idea central).
Haciendo un poco de historia, John Nash vino a desmoronar lo que en 1776 el "Padre de la Economía" Adam Smith en su libro más clásico recalca: "El interés individual conduce a los seres humanos como si fueran guiados por una mano invisible, hacia la consecución del bien común". Claramente Nash demuestra lo contrario.
Sabemos que en tiempos de campañas políticas los discursos y promesas dan énfasis en las personas, sus necesidades y calidad de vida: las promesas apuntan al bienestar de la gente al bienestar común (¡qué duda cabe! Algo muy distinto son las políticas que realice el nuevo gobierno una vez electo. Es de esperar que la actitud egoísta no ocupe protagonismo y seamos estratégicos al momento de votar, y ver quien podría buscar el bienestar común más allá del bienestar personal: Teóricamente suena muy "correcto e ideal" incluso "bonito".
En definitiva, es óptimo maximizar el bienestar individual pero sin perder de vista el interés de TODOS. ¿Somos capaces de ver si existen candidatos que busquen el bienestar generalizado? De nosotros depende tener una conducta consecuente al momento de votar. De nosotros también depende que Chile retome la senda de crecimiento, única forma de repuntar no solo como país, sino también mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de los habitantes de nuestro país.