Opinión

¡Indígnate!

Por: Diario Concepción 06 de Abril 2017
Fotografía: imagenPrincipal-5158.jpg

¿Habrá que indignarse cuando, como espectadores o víctimas, constatamos la adopción de medidas extremas para impedir que una isapre desaparezca, a costa de la retención forzada de sus afiliados? A petición de quienes se llenan la boca de libre mercado y competencia para poder repletarse los bolsillos y ningunear a quienes denominan "consumidores", cuando es a costa de ellos que viven lujosamente. 

Mirándolos despectivamente cuando los escuchan reclamar por un poco más de dignidad. A petición de los que hoy guardan silencio y agradecen la intervención del detestable Estado, por un bien mayor, que es mantener su estatus y sus empresas. Total, a los "usuarios", como ganado vacuno, se les puede trasladar de un lado a otro, para beneficiar a algún otro miembro del gremio. 

¿Habrá que indignarse? Cuando un sujeto que jamás ha cotizado y que nació con el futuro asegurado por tener un apellido o pertenecer al círculo de los "especiales", pretende justificar el burdo sistema de retención obligatoria de un porcentaje de las remuneraciones de los trabajadores para ser invertido a favor de unos pocos, enmascarándolo como un "exitoso modelo de previsión", cuando no es más que una gran financiera de los intereses de los más acomodados. 

¿Habrá que indignarse? Cuando se constata que el sistema de impuestos beneficia a quienes crean las más aparatosas sociedades para eximirse o rebajar tributos, compran empresas quebradas o sin movimiento, y son tenidos como hábiles y exitosos, pasando los que no maquillan sus operaciones a pagar grandes cantidades de dinero, mientras a los poderosos se les permiten toda clase de salidas, más por influencia y lobby que por prolijidad técnica. ¿Habrá que indignarse? 

Cuando nuestro sistema educacional no hace más que replicar la segregación social impidiendo a los pocos privilegiados que abran sus ojos y perciban algo más allá de lo que pueden observar desde sus exclusivas locaciones. Expresándose con desdén hacia los más pobres y desfavorecidos, responsabilizándolos a ellos de su condición. ¿Habrá que indignarse? Cuando nos pretendemos en vías de desarrollo, explotando sólo materias primas, no agregándoles valor, vendiéndolas a precio vil para volver a comprarlas por un valor diez veces superior. 

¿Habrá que indignarse? Cuando los mismos de siempre, casi todos hombres, se toman el poder, se corrompen y adoptan las decisiones desde Santiago y nos fraccionan y mienten, una y otra vez, con la quimera de la regionalización, creando más regiones, sin competencias ni financiamiento. Por lo menos podremos indignarnos para romper con la indiferencia. 

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