Opinión

Opinión: "Transantiago, un lujo para regiones", por Francesca Parodi

Por: Diario Concepción 16 de Marzo 2017
Fotografía: imagenPrincipal-5675.jpg

Francesca Parodi 
@franparodi

El transporte público es uno de los temas que más le importan a los ciudadanos, según la mayoría de las encuestas. En este sentido, el Transantiago es el ejemplo más común de una política pública mal implementada, lo que ha traído muchos problemas a millones de capitalinos. Sin embargo, cuando se compara esta realidad con la de regiones, el Transantiago evidencia características simplemente inexistentes en el transporte público de cualquier región.

La llegada del nuevo bus de dos pisos que recorre las calles de Santiago ha sido motivo de noticia. Aparte de tener mayor capacidad para pasajeros sentados, el bus cuenta con mayores comodidades y puertos USB para cargar celulares.

Si bien los progresos siempre son algo positivo, no deja de ser preocupante que la brecha entre Santiago y las regiones siga aumentando. La Ley Espejo de Transantiago, intentó hacer algo de justicia al otorgar la misma cantidad de recursos gastados en el transporte capitalino al resto de las regiones, como método de expiar las culpas por los millones de dólares que año a año exige el Transantiago para seguir en marcha. Si bien los recursos han llegado a las regiones y se han conseguido importantes avances, como la ampliación del Biotrén, no existe una visión inclusiva del transporte, por lo que es casi una broma de mal gusto que los nuevos buses de la capital tengan puertos USB, cuando en regiones ni siquiera tienen rampas de acceso para discapacitados o espacios habilitados para ellos en su interior.

De esta forma, más allá del tema de los recursos (que por cierto son desiguales, ya que los recursos de todas las regiones equivalen al de Santiago) existe una falencia en la planificación de un sistema de transporte que se haga cargo de no discriminar a los usuarios. En este punto el Consejo Regional debe hacerse responsable tanto del destino de los recursos de la Ley Espejo como de la elección de los proyectos que se implementan, algo cuestionable hasta ahora. Recién esta semana nos enteramos que los buses inclusivos serán prioridad en nuestra región, lo que abre la esperanza de tener un transporte público para todos. Esperemos que dicha inversión tenga un real carácter prioritario y no quede relegada como una simple buena intención.

Ahora, ¿se puede tener un transporte público así de eficiente? Soy una convencida de que es posible, y la evidencia muestra que hay países con diseños enfocados en la comunidad, donde el transporte público se complementa con el privado y centrados en el trayecto origen-destino que más le conviene a los individuos. Para esto, es esencial la colaboración de toda la sociedad, pero sobre todo es necesario hacer un correcto uso de los recursos, con funcionarios públicos comprometidos con la ciudadanía y no preocupados de asegurar una reelección con la demagogia que luego nos cuesta caro a todos.

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