Opinión

Ni tiempo ni paciencia

Por: Diario Concepción 05 de Marzo 2017
Fotografía: imagenPrincipal-5969.jpg

El año 1990 el Producto Interno Bruto de la Región Metropolitana era 4,2 veces el PIB de la Región del Bío Bío; hoy, 27 años después es 6,5 veces. 

Incluido el caos que vive la RM, y que implica gastos inmensos en tratar de solucionar problemas complejos, la solución pasa porque la autoridad se convenza que en la cuenca del Mapocho debe vivir mucho menos gente que la que vive hoy.

El Transantiago, más y más líneas para un Metro colapsado, los múltiples y enormes tacos diarios, la contaminación que ahoga a miles de compatriotas, el aeropuerto colapsado, los peajes cercanos a la RM colapsados, el sistema sanitario haciendo crisis por diversas causas, el gasto en energía y agua sin control, el deterioro de la salud de las personas, la delincuencia, la droga y otras situaciones que consumen enormes cantidades de recursos nacionales. ¿Qué porcentaje del PIB son estos derroches?

A la vez, en la RM hay sueldos más altos que en regiones, menores precios de bienes, mayor acceso a la educación, a la cultura, al entretenimiento, a medios libres de pago, el desempleo es mucho más bajo que en la mayoría de las regiones, sumidas en la indigencia y pobreza. 

Por otro lado, el país tiene recursos en sus fondos soberanos. Parte de ellos puede mantenerse para las situaciones excepcionales que seguramente vendrán y, con el resto el Estado puede, a sola voluntad, crear las condiciones para inversiones inteligentes en las regiones más desvalidas para que se creen los trabajos, los emprendimientos y producir los impuestos del futuro, y las regiones más desvalidas son la séptima, octava y novena regiones.

La calidad, probidad y excelencia en el actuar debe ser el eje central en todo lo que gestionemos. Principalmente, en lo estatal donde están los recursos de todos en acción y con rendiciones de cuenta, completas y oportunas.

En un año de elecciones debemos exigir, a quienes sean candidatos a la Presidencia, lo que deseamos como país. Queremos solucionar la pobreza y los campamentos de Chile. Queremos calidad de atención en todos los servicios estatales de salud, de apoyo a la salud y todo otro servicio de apoyo a niños y ancianos. Queremos un país sin paros ilegales, sin delincuencia y sin narcotráfico. Queremos modernizar y agilizar el Estado, sin agrandarlo. Queremos que las regiones tengan poder, recursos e inversiones. Queremos que la política sea una actividad donde la calidad sea mensurable y demostrable, en todos sus niveles.

Queremos que Chile crezca económicamente en libertad, que los emprendedores desarrollen y financien sus ideas, que los que tienen menos puedan tener acceso a más y podamos solventar responsablemente, un mínimo nivel de vida decente para todo chileno. Queremos un país con una infraestructura moderna y potente que nos permita movilizar y exportar nuestros productos y servicios. Queremos que nuestra gente sea educada, culta y capacitada.

Queremos que todo esfuerzo sea recompensado en lo que el libre mercado, todos nosotros, determinemos. Debemos evitar leyes y disposiciones que creen condiciones especiales para grupos de poder.

Tenemos que cuidar nuestras buenas costumbres y cultura, que nos distinguen del resto del mundo. Tenemos que prospectar el futuro inmediato con investigación aplicada y básica. Estamos invirtiendo poco en I + D, un 0,4% del PIB anual, debiéramos llegar al 2%. 

Debemos desincentivar el caótico crecimiento de la Región Metropolitana que impide el desarrollo del resto del país e incentivar vivir en regiones.

Los candidatos deben programar en detalle y con plazos estimados estas exigencias y si dan prioridad a otros temas, nuestro plan B debe ser tener dos países, la Región Metropolitana acotada y Chile.

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