Opinión

De existencialistas

Por: Diario Concepción 01 de Marzo 2017
Fotografía: imagenPrincipal-6045.jpg

El 28 de Octubre de 1945, Jean Paul Sartre realizó una charla para dar a conocer lo principios de lo que pasaría a denominarse "existencialismo". Según Sarah Bakewell, una multitud se agolpó para escuchar las palabras del filósofo. Cual mesías secular, la cantidad de personas que trataron de entrar provocó serios daños y desmayos. Este pensador no media más de metro cincuenta y no era un individuo que se enmarcara en los estereotipos de lo "bello", pero aún así, sus ideas y la forma como las expresaba, sumado al contexto histórico, generaba un gran impacto. En dicha conferencia relató un episodio que le había ocurrido con un alumno durante la ocupación alemana en Francia. La escena consistía en que este hombre le pidió que le diera una respuesta a un problema que lo atribulaba y que era tomar una decisión en torno a si abandonar a su madre en un país en guerra, sin que existiese a su respecto otro apoyo más que el suyo o bien si debía unirse a la resistencia francesa en Inglaterra. La paradoja no es nueva. Pensemos en esos ejercicios éticos que se plantean en busca de una solución para poder justificar una conducta en situaciones extremas (¿deben los náufragos en un bote morir todos de hambre o es justo comerse a uno para que los otros sobrevivan?; ¿colgando de un acantilado puede una madre cortar la cuerda y salvar a un hijo o debe dejar que el peso los arrastre a todos muriendo en conjunto con otro que pudo haber sobrevivido?, etc.). Luego de relatar el dilema, se dice que todo el público estaba expectante esperando aquellas palabras de este augur iluminado. ¡Por fin quienes abarrotaban el lugar podrían tener acceso a las palabras de este profeta ateo que pondría fin a todos sus padecimientos por no haber tenido acceso a la fórmula que los podría conducir hacia "la respuesta"! El filósofo habría extendido su mano apuntando al cielo, abrió su boca y … no dijo nada. Absolutamente nada. Luego de un breve silencio, dijo haberle referido al muchacho: "Eres libre, por tanto elige… es decir, inventa". Por mucho que lo intentemos, que ponderemos todos los supuestos de cualquier naturaleza, siempre tendremos que finalmente arriesgarnos y tomar una decisión. Que será nuestra y de nadie más. Siempre existirán factores que nos podrán servir como insumos, que nos podrán tentar, pero siempre seremos libres en mente y acto. Siempre podremos elegir y ser responsables de esta elección. Aunque sea molesto y nos cueste asumirlo, somos libres. No somos por tanto víctimas, sino que los protagonistas de nuestra existencia. En nosotros está toda la esperanza y somos nosotros, actuando, los que decidimos quienes somos. 

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