Cerré los ojos y por un momento imaginé a Alexis corriendo hacia el centro de la cancha, pero no para celebrar el gol, sino para decirle al árbitro central que su gol, el que daba el triunfo parcial al Arsenal, había sido ilícito y que producto de un rebote involuntario, la pelota pegó en su mano antes de ingresar al arco.

El árbitro, sorprendido obviamente, le extiende la mano y acto seguido anula el gol, indicando un tiro libre a favor del equipo contrario. Sus compañeros increpan al referí e incluso Arsene Berger ingresa al campo de juego para requerir más información. Alexis los reúne a todos y explica, con su mejor inglés , lo que efectivamente había ocurrido.

El público, los hinchas, logran enterarse por medio de sus radios personales de que el gol había sido anulado debido a que Alexis reconoció que su gol había sido con la mano, involuntaria y producto de un rebote, pero mano, al fin y al cabo.

Nadie lo podía creer. El estadio completo se levanta y aplaude casi 5 minutos. Y en ese lapso de tiempo, Alexis anota el penal que finalmente dio el triunfo. El estadio estalla. La prensa mundial no deja de hablar de la actitud del Tocopillano. Portada en los principales medios del mundo y Chile conmocionado.

Bueno. No fue así. Y no culpo a Alexis que no tuvo tiempo para razonar algo así. El subconsciente ordena un solo camino a seguir: correr y celebrar.

Uso este caso solo como ejemplo, ya que Alexis no puede cargar sobre sus hombros con un Arsenal que anda a los tumbos y además pretender que lidere un cambio cultural en nuestro país. Porque siendo ya un ídolo, habiendo tenido tantos logros, habiendo derrotado al destino, no puedo pretender que además sea el héroe que Chile tanto necesita.

Lo de Alexis habría sido épico, un recuerdo para toda la vida, pero muchos otros pueden construir esa nueva y necesaria cultura que buscamos con ansias.

¿Se imaginan a Blanco llamando a una conferencia de prensa y rechazando el ofrecimiento de sumarse al CDE debido a que no tiene suficiente experiencia y cree que otro sería un mayor aporte que ella?

¿Se imaginan a los presidentes de partidos declarando ante el Servel que no usaran las facilidades que les han dado porque se puede prestar para un malentendido y prefieren competir con las mismas armas que el resto?

¿Se Imaginan que todos los políticos solicitan que se hagan públicos los aportes reservados?

¿Se imaginan que los concejales que han viajado gratis por el mundo deciden devolver el dinero debido a que reconocen que eran capacitaciones truchas?

¿Se imaginan que el que la embarra como autoridad pública renuncia antes que se lo pidan?

La lista es larga y cada cual puede jugar con su imaginación. Pero se imaginan la lección que nos hubiese dado Alexis.