Opinión

Democracia y antidemocracia

La ideología brega por la supremacía absoluta de aquella parte de la sociedad que se siente dueña de la verdad

Por: Diario Concepción 17 de Febrero 2017
Fotografía: imagenPrincipal-6343.jpg

La ideología brega por la supremacía absoluta de aquella parte de la sociedad que se siente dueña de la verdad

 

Para una sociedad que adopta la unicidad como el origen y el fin de la existencia, la búsqueda de la verdad es inherente al modelo de organización socioeconómica.

Bajo este paradigma, ¿quién es el dueño de la verdad?; ¿la posee un selecto grupo de intelectuales que se reúnen para diseñar los destinos del país?; ¿la doctrina de una determinada religión?; ¿un grupo de personajes que tienen la capacidad y suerte para concentrar la riqueza? o ¿doña Juanita que debe hacer malabares para cubrir los inagotables gastos que demanda su hogar de clase media?

La ideología, por antonomasia, es un medio de aproximación a la verdad; la ideología extrema – cuyos límites se hermanan con el sectarismo – es un estado que entrega la conformidad, a los integrantes de una sociedad, de lo que se dice y se hace está en comunión con lo que se siente o se piensa (punto final al libre albedrío).

En un ambiente dominado por la ideología, la democracia palidece hasta su completa aniquilación. En efecto, mientras la democracia genera una sociedad donde las personas son permanentemente confrontadas a ponerse en el lugar de los demás, la ideología brega por la supremacía absoluta de aquella parte de la sociedad que se siente dueña de la verdad. En este sentido, la ideología adquiere la forma de "antidemocracia".

La historia de Chile ha conocido las consecuencias del enfrentamiento de la democracia con la antidemocracia. El hecho más reciente, que registra la historia del país, fue el enfrentamiento de connacionales por la supremacía de un determinado modelo de sociedad, pauteado desde el prisma de la guerra fría.

El modelo romano le enseñó al mundo, que la grandeza de los pueblos se alcanza en democracia, donde el entorno es favorable para que, el ciudadano, se ponga en el lugar de los demás. Lamentablemente, dado que en esencia el origen de la democracia es la antidemocracia, la colisión de ambos modelos de sociedad es inevitable y recurrente en el tiempo. Es por ello que, resulta imperativo tener una población preparada y educada para enfrentar dicho fenómeno al menor costo social posible. En este sentido, es esperanzador la posición de algunos líderes, con proyección de futuro, en la cual han manifestado su voluntad de abandonar la lógica de la ideología como forma de construir el futuro del país. 

La búsqueda del bien común (democracia) debe primar por encima de la búsqueda de la verdad (antidemocracia). Es decir, es muy probable que doña Juanita esté lejos de poseer la verdad, pero sus padecimientos debiesen ser motivo suficiente para volcar la política pública en la búsqueda de soluciones que resuelvan sus problemas de mayor relevancia.

 

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