Jorge Condeza Neuber
@jorgecondezan
Naturaleza con terremotos, maremotos, incendios, volcanes o inundaciones, que son parte de nuestra historia y serán parte de nuestra vida futura.
Posiblemente el gran daño sea provocado por pirómanos y enfermos mentales de otra índole, que ven con placer la destrucción del bosque y el sufrimiento de miles de compatriotas que pierden absolutamente todos sus bienes.
Pero tan dañino como estos, son los pirómanos políticos, que al primer humo, comenzaron a inundar las redes sociales con quejas , críticas y ataques al gobierno, con el único interés de generar daño a la imagen de sus contrincantes políticos con frases que muestran el real valor de ellos como personas y el claro propósito de obtener dividendos políticos.
“El gobierno de aquel lo hubiese hecho así”, o “el próximo gobierno de este otro lo hará de esta otra forma”, son frases que muestran una bajeza impresionante y un interés que a estas alturas solo generan repudio. Y no crean que estos incendiarios de redes sociales son solo patrimonio de la derecha. Se vieron también en la izquierda, cuando las tragedias ocurrieron en gobiernos del otro signo. Porque con las redes sociales todo esto se amplifica, convirtiendo la postverdad en algo palpable.
Ojalá que estos seres humanos sin escrúpulos, dispuestos a hacer y decir cualquier cosa con tal de sacar algún provecho político de la tragedia de otros, tengan algo de corazón y partan a comprar algún aporte y calladitos lo dejen en los centros de acopio y eso les ayude a tener algo de tranquilidad en este momento.
Coincido con muchos, que los sistemas estatal y privado para enfrentar las emergencias tienen una institucionalidad débil y principalmente una espantosa falta de recursos, y eso genera que todos critiquemos la mala gestión que se ve cuando enfrentamos estas urgencias. Esto debe dejar de ser un dato de la causa.
Existe la famosa ley reservada del cobre que entrega 10% de las ventas de Codelco a las fuerzas armadas. Es el momento de entregar parte de esos recursos a mejorar los recursos e instalaciones de Bomberos y Onemi destinando un 1% a cada uno de ellos y dejando por ahora 8% a las FFAA. Podríamos entregar entre 70 a 100 millones de dólares anuales a cada una de estas reparticiones, lo que ayudaría a tener capacidades diferentes ante la emergencia, equipos modernos, reponerlos rápidamente después de una emergencia y construir un sistema de inteligencia que logre anticipar alguna de estas tragedias.
Esta opción es rápida y posible. Requiere la famosa voluntad política, pero principalmente que los ciudadanos presionemos a que las cosas cambien para acallar por siempre a los pirómanos políticos.