Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned
Como suele ocurrir cada término de año y después de conocer los resultados de la PSU, se realizan los respectivos análisis sobre la diferencia que existe entre aquellos alumnos que obtuvieron altos puntajes y que pertenecen a colegios particulares o subvencionados y los establecimientos públicos.
Los medios y autoridades destacan, felicitan y premian a quienes alcanzan puntajes nacionales y regionales; sin embargo ¿cuál es el mérito de obtener un alto puntaje estudiando en un colegio particular? ¿Cuál es el mérito de quedar en la Universidad estudiando en un colegio privado? Cabe plantearse estas preguntas en un contexto en el cual lo público ha quedado rezagado a un segundo y tercer lugar y lo privado o particular se ha convertido en la “panacea” o solución a todos los males o problemas. Lo anterior ha promovido variables como la competitividad, individualismo, autosuficiencia y cosificación de las relaciones sociales, con lo cual el sentido de solidaridad, compañerismo y empatía se han convertido en aspectos secundarios.
De ahí entonces que nos llame la atención tanta algarabía y festejo ante una realidad, meta u objetivo por la cual se está pagando o invirtiendo. Se paga por buena educación, se paga por preuniversitarios, se paga profesores particulares, se somete a los alumnos a un régimen en el cual lo central es mostrar buenos resultados en las diferentes pruebas; en otras palabras se convierte a los alumnos en verdaderas máquinas de producir óptimos resultados.
El colegio está en función de aquello, es decir, se construye todo un dispositivo educativo (algunos le llaman proyecto educativo) cuyo objetivo es mostrar “excelencia académica” lo cual se traduce en número o cifras. De esa forma se cumple y deja contento a los padres y los dueños del establecimiento.
Así todos ganan, a los apoderados se les cumple lo prometido: sus hijos ingresan a la Universidad con altos puntajes, el alumno opta por la carrera que quiere y en otros casos por aquella que los padres desean y por la cual han invertido una importante cantidad de dinero y el establecimientos puede mostrarse como una institución sólida y de alta “calidad”; en otras palabras, le saca provecho a los buenos resultados que obtuvieron sus alumnos en la PSU.
Por eso, y con todo respeto por lo anterior, más mérito tiene estudiar en un colegio público con todos los problemas existentes y alcanzar un alto puntaje en la PSU. Para ellos mis felicitaciones.