Francesca Parodi
@franparodi
La igualdad de género es un tema que por décadas ha estado pendiente a nivel mundial. El contexto de las pasadas elecciones vuelve a poner en el tapete la falta de espacios que muchas veces impide esta paridad en el ámbito político, lo que, al fin de cuentas, no refleja el equilibrio demográfico que presenta nuestro país.
Si algo hemos aprendido este último tiempo es que necesitamos cambiar la forma en que se ha venido desarrollando la política. Los chilenos están exigiendo liderazgos distintos, más inclusivos, donde se vea una convicción real más allá de la sola búsqueda de poder. En este punto las mujeres podemos ser un aporte sustancial al progreso del país, imponiendo nuestra mirada y nuestro estilo.
Pero ¿por qué la mujer debe estar en política?, ¿se trata sólo de un capricho para buscar una igualdad estadística? En primer lugar, en nuestro país viven más mujeres que hombres, por lo que las políticas públicas que se implementen deben tomar en cuenta esta realidad. Para ello se requiere que las mujeres asumamos cada vez más puestos de toma de decisiones.
Por otro lado, la naturaleza misma de la mujer no la limita para realizarse en cualquier ámbito que estime conveniente. De esta manera, la simple motivación de entrar en el mundo público es suficiente justificación para que las mujeres seamos parte importante de la estructura política.
Sería ideal que no fuera necesario legislar sobre una ley de cuotas para que las mujeres podamos tener estos espacios. Lo óptimo sería que el equilibrio demográfico que presenta nuestro país se viera reflejado de forma espontánea en el Congreso, en los municipios, al interior de los partidos, en los directorios de empresas o en cualquier otro ámbito.
Lamentablemente, en Chile no hay paridad en ninguno de estos contextos. Prueba de estos es que en 202 comunas (es decir, un 58,5%) ningún partido o movimiento político presentó a una mujer como candidata a la alcaldía. Por esta razón, tenemos que recurrir a métodos artificiales que permitan asegurar que las mujeres estemos correctamente representadas, empezando por el Congreso, ya que a veces para que las instituciones funcionen es necesario un pequeño empujón.
Si bien es tarea de nosotras interesarnos en dar un paso al frente para involucrarnos en lo público, los partidos políticos deben buscar ese equilibrio demográfico de género, abriendo espacios de participación, pero no sólo en las bases, sino también en sus cúpulas.
El objetivo es que a la próxima generación le parezca extraño que en el pasado se haya tenido que regular algo tan natural como la participación de las mujeres en política. Para eso es necesario que hoy tengamos la convicción real de que la igualdad de género es importante para el sano desarrollo del país.
Sólo tendremos éxito, en esta materia, cuando las mujeres no seamos una obligación en política, sino una necesidad.