Opinión

Opinión: "Colombia ¿Justicia versus paz?", por Constanza Fernández

Por: Diario Concepción 17 de Octubre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-2071.jpg

Constanza Fernández Danceanu                                                                      
Abogada y Analista Internacional
Directora de Ciencias Políticas 
y Gestión Pública USS   

Siempre después de una guerra viene una pregunta que divide a la sociedad: ¿qué valor importa más, la justicia o la paz? El domingo 2 de octubre Colombia no votó contra la paz. Votó por la justicia.

El resultado de los 4 años de negociación entre el presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) debía ser aprobado por un plebiscito a través de la pregunta “¿Apoya el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”. El 50,21% que voto ‘no’ cree que la verdadera paz no puede alcanzarse si existe impunidad. 

Uno de los mayores problemas del acuerdo es que se indulta a quienes hayan cometido delitos menores y solo se penaliza con trabajo comunitario a los autores de crímenes graves que cooperen con la justicia.

Sin perjuicio de que se establece un mecanismo de justicia transicional –la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)– que podría condenar con cárcel a aquellos que no colaboren y no se comprometan a reparar a las víctimas, la percepción de impunidad caló demasiado hondo. La contracara de esta moneda se resume en las palabras de la canciller colombiana, María Ángela Holguín: “Las Farc no van a dejar las armas para irse a la cárcel”. 

Otro gran problema del acuerdo es la elegibilidad política de los guerrilleros. Entre otras garantías, en él se asegura un partido político para las Farc con cinco escaños garantizados en el Senado y otros cinco en la Cámara de Representantes, por dos períodos consecutivos, sin importar los crímenes que pueda haber cometido quien ostenta el cargo. 

Cabe recordar que la guerra en Colombia ha sido el conflicto armado más prolongado de América. Duró más de cinco décadas. Se estiman 220.000 muertos, 45.000 desaparecidos, 27.000 secuestrados y cerca de 6 millones de desplazados internos. Con esto en mente es difícil esperar que el país pueda simplemente olvidar.

Ahora, al analizar las razones por las cuales Juan Manuel Santos recibió el Premio Nobel de la Paz, habría que decir que el Comité premió los esfuerzos del mandatario en el proceso de paz con las Farc e instar a la continuación del diálogo para que el proceso no muera tras el fracaso del referendo. Aunque el premio haya sido dirigido al presidente, su real destinatario es el pueblo de Colombia. 

Más allá de la forma en que se adopte un acuerdo o incluso más allá de su contenido, la voluntad política y social para que reine la paz es absolutamente destacable. Queda solo esperar que efectivamente se logre un acuerdo, ya que si se rompe el cese al fuego, continuar con las negociaciones se hace prácticamente imposible. 

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