La elección de intendentes ha sido considerada por la Fundación Chile Descentralizado como "la madre de todas las batallas descentralizadoras en el país". Dicho calificativo no hace oídos sordos del deficiente traspaso de competencias para ejercer un modelo de gobierno regional en un Estado unitario, sino que, por el contrario, se entiende como un paso necesario, con todos sus defectos y virtudes, para avanzar hacia un país más justo con todos y cada uno de sus ciudadanos.
Por la discusión del proyecto de Ley en la Comisión de Gobierno Interior del Senado, donde se aprecian diferencias de visión en lo que implica ceder cuotas de poder para avanzar a un Estado unitario bajo un modelo de gobierno regional, un diario capitalino con fuerte presencia regional dio a conocer un informe académico que califica la elección de intendente como un "polvorín de imprevisibles consecuencias para Chile".
Según el autor del estudio, tal como está redactada, la iniciativa sería una reforma ineficaz, defraudando las expectativas ciudadanas con efectos catastróficos para el país (no puedo dejar de recordar la profecía apocalíptica, a fines de los ‘80, ante la posibilidad de cambio en el sistema de gobierno en Chile). Los argumentos utilizados para fundamentar la necesidad de aprobar el proyecto de ley de elección de intendentes son dos: la Historia de Chile y el sentido común.
Para analizar la historia, ayuda el libro "Evolución Jurídica del Régimen Municipal en Chile (1541 – 1971)", cuyo autor pertenece a la misma casa de estudios de quien preparó el informe, pero en ausencia de intereses coyunturales y con un peso académico mucho mayor, tanto en contenidos como en las conclusiones. De acuerdo a dicha publicación, el Estado, nace de la necesidad de proteger a la población frente a la amenaza externa; el Gobierno se diseñó y pensó para funcionar descentralizadamente. En Chile, la evolución hacia un Estado con un sistema de Gobierno Central, fue una consecuencia histórica, no deseada, de las guerras civiles que enfrentaron a connacionales.
El sentido común, por su parte, indica que: "lo óptimo, es enemigo de lo bueno". Con la aprobación del proyecto de ley, no significa un "final feliz" para retornar a un sistema de gobierno regional, sino un aliciente para seguir trabajando en avanzar hacia una descentralización efectiva. Es por ello que la Región y su gente esperan, de sus parlamentarios, un trabajo proactivo para que, el espíritu de dicho proyecto, se haga carne en el desarrollo y bienestar de la población.