El canciller boliviano, David Choquehuanca, recientemente señaló que "cuando uno ve el Lauca le hierve la sangre. Tienen que ir al Lauca. Entonces, cuando estén ahí parados van a decir: Estoy dispuesto a derramar sangre, a pelear para recuperar lo que es nuestro, para reclamar nuestro derecho". Sin perjuicio que posteriormente negó haber fomentado la violencia, creo importante explicar qué pasa con el Lauca y por qué desata comentarios tan ofensivos como aquel.
Este es un río internacional que nace en la región chilena de Arica y Parinacota y que cruza la frontera hacia el departamento boliviano de Oruro. En la década de 1930 Chile comenzó a evaluar su utilización para el riego del valle de Azapa y en 1948 entregó antecedentes sobre el proyecto a Bolivia. En 1949 se constituyó una comisión mixta de ambos países que evaluaría el correcto uso de las aguas del río, la que determinó que "han quedado establecidas las características fundamentales de las obras en su relación internacional, las que concuerdan con el proyecto elaborado", por lo que dichas obras no perjudicarían a Bolivia. En 1959 Bolivia reclamó que la comisión no había tenido suficientes datos técnicos, por lo que se constituyó nuevamente. Sus resultados, publicados en 1960, confirmaron el dictamen anterior. Pero desconociendo esa resolución, en 1962, cuando nuestro país abrió las compuertas del desvío de parte del caudal del río, Bolivia rompió relaciones con Chile y denunció ante la OEA este acto como una agresión.
Hoy Bolivia sostiene que este desvío corresponde a 600 litros por segundo, lo que ha significado en 50 años aproximadamente 1.000 millones de metros cúbicos, es decir, un kilómetro cúbico de agua que Bolivia ha dejado de recibir. Cabe mencionar que La Paz omite decir que esos 600 litros equivalen a alrededor de un 25% de caudal del río. El resto fluye libremente, sin ninguna interferencia, hacia Bolivia.
Debemos destacar también la inconsecuencia en la utilización de los argumentos. Bolivia alega por el uso que Chile hace de un pequeño porcentaje de las aguas del río Lauca antes de que abandone el territorio nacional, sin embargo, respecto al río Silala –el que nace en Bolivia y fluye hacia Chile– el argumento se transforma, alegando nuestro vecino por el uso que hacemos de las aguas en nuestro propio territorio, después de que han abandonado Bolivia.
Cabe, por último, recordar las palabras del ex canciller boliviano José Fellman Velarde, quien, en 1962, señala que "la cuestión del río Lauca ha sido el vehículo que ha permitido a Bolivia atraer ante la conciencia de su pueblo el problema de la mediterraneidad". Qué ciertas siguen siendo sus palabras hoy, más de cinco décadas más tarde.