Hace un tiempo, o mucho quizás, un profesor de economía preguntó como lográbamos valorar las cosas. En ese momento no era fácil descifrar en nuestra mente una frase que fuese coherente y clara respecto de lo que considerábamos importante para definir el cómo valoramos las cosas. Como no había respuesta en la sala, entonces nos contó una historia, que sin duda nos aclaró lo que era la valoración/precio.
La necesidad era la palabra clave en esta definición.
La necesidad es lo que tiene tal preponderancia en el ser humano, que no podamos estar ajeno a ese bien.
El mejor ejemplo que nos dio fue la utilización de la insulina. Una persona que no la requiera, no logrará darle la valoración suficiente para asignarle un precio, no así quien la requiere para su supervivencia.
Si nos vamos una situación menos dependiente, podría ser un buen café. Si deseo tomar un buen café, iré donde logro satisfacer mi "necesidad de café" y lo valoro tanto, que pagaré el precio necesario para satisfacer/me.
¿Qué pasa entonces con el arte? ¿Qué pasa con la valoración y la asignación de un precio al arte?
El desarrollo del arte, a parte de la esencia que es la propia existencia del ser creador, lo valoramos por ser la expresión viva de la inspiración del ser y seguramente cada uno de nosotros tendrá distintas miradas del por qué la valoramos.
La preocupación es : que tanto valoramos este Arte, que nos permita asignar un precio que facilite la permanencia del desarrollo del arte para todos nosotros. Ya sabemos que el desarrollo de cualquier expresión artística ya no es un mal entendido "pasatiempo", sino una profesión que exige hoy en día una preparación como cualquier otra profesión. Para que ello ocurra debe existir un ser que además de ejercer su profesión, requiere también satisfacer sus necesidades, por lo cual requiere que se le asigne un valor/precio a su trabajo, como cualquier otro trabajador.
Debe hacer que ese producto artístico – sin dolor se puede decir producto artístico – tenga y mantenga las características que el mercado considera como necesarias para consumirlas y seguir consumiéndolas. Oferta y Demanda-Mercado .
Para que sigamos teniendo estos preciados bienes en el mercado; para que logremos convertirlos en una necesidad para el consumidor, debemos ir perfeccionando cada vez ese producto, que tenga una diferenciación de otros y así se transforme en un producto valorado/precio.
Cuando nos demos cuenta que detrás de cada obra de arte hay un ser humano, que requiere también saciar sus necesidades, y si lo asociamos a nuestra necesidad por consumirlo, entonces lo estamos valorando, y si lo estamos valorando, entonces seremos conscientes en asignarle un precio, precio que pagaremos por él, al igual que un café.