Opinión

Coraje ciudadano

Por: Diario Concepción 06 de Agosto 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4006.jpg

"Wàng en fù yì" (Morder la mano que te da de comer) es una expresión de la literatura clásica en China, para justificar el costo que asume quien actúa con ingratitud y falta a la justicia.

La ingratitud mostrada por la Rector de la Universidad de Aysen, al criticar la política educacional de quien la nominó, fue la justificación para solicitarle la renuncia, recordando con ello, la lealtad debida hacia quienes fueron sus benefactores o empleadores, aunque eso significara violar el bien más preciado del sistema de educación superior: la autonomía de sus instituciones.

Frente al mayoritario repudio por el acto unilateral del Gobierno, práctica que se ha hecho habitual, la defensa del gobierno frente a las críticas se centró en desacreditar a la profesional mediante cuestionamientos a su desempeño, reparos que en la mayoría de los casos tiene su origen en la burocracia propia de las instituciones del Estado

En Chile y, muy en particular, en la Región del Bío Bío, el alto grado de concentración en la toma de decisión, tanto social como económica, el refrán chino adquiere una dimensión de una importancia tal, que condiciona el comportamiento de las personas, inclusive inhibiendo la crítica frente a actos de injusticia y flagrante uso y abuso del poder. Cuando esto ocurre en una sociedad donde existen pocas manos que dan de comer, la captura del sistema social y económico está asegurada.

Por ello que, si se quiere construir un país más justo y equitativo, se debe profundizar sobre la construcción de una sociedad de oportunidades. Como resultado de dicho esfuerzo, se multiplican las manos que dan de comer y se genera la capacidad de generar nuevas manos que contribuye a ser más autónomo a quienes no tenían la capacidad inicial de alimentarse por sí solos.

Como sociedad, todavía existe mucha holgura para avanzar en la tolerancia y en la capacidad de aceptar la diversidad en la unidad. El concentrar la atención en cuidar de no morder la mano a quien da de comer, contribuye irremediablemente a una sociedad servil e incapaz de progresar por sí misma.

Fortalecer el coraje ciudadano para levantar la voz frente a la injusticia, el abuso y el derecho a la libertad de expresión, en todas las instancias que el ser humano actúa en sociedad, no solo permitirá alcanzar una sociedad compuesta por mejores personas, sino que también se estará combatiendo en forma efectiva los enclaves de autoritarismo y corrupción que solapadamente se nutren del temor ciudadano.

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