Lilian Quezada Gerente Corcudec
En una ocasión, un amigo me dijo: …”cada vez que sales de casa, comienza tu actuación. Todos somos actores y el público es todo el resto” … En ese momento pensé que era una tontera, que no era cierto, o que por lo menos yo no hacía eso. Sin embargo, al instante que lo estaba pensando, autoconvenciéndome, comprendí que eso era cierto, si lo veía desde otra perspectiva.
Estando tras bambalinas, uno ve cómo los artistas se preparan para entrar al escenario: mueven sus cuerpos, sacuden sus manos, ejercitan los músculos faciales y del cuello. La gran mayoría coloca una sonrisa en su cara y salen a enfrentar al público que los quiere ver desarrollar su arte, pero ese público no sabe lo que hay detrás y menos, lo que hay en la vida de ese artista que está frente a ellos.
El arte que desarrollan, sin duda reflejará lo que hay en ellos, pero no todos lo perciben hasta que algo les hace sentido y comienzan a entender, a sintonizar, a sentirse parte de esa creación. De una u otra forma, sienten que su pulso corporal está al ritmo de lo que ven, escuchan y sienten.
Ahí es donde nos damos cuenta de que todos al salir de casa estamos actuando-cumpliendo un rol-papel, igual que los artistas, porque queremos mostrar lo mejor de nosotros, de lo que hacemos y sentimos. Nuestra sociedad espera lo mejor de cada uno, para lograr que sea la mejor de todas. Lo que cada uno tiene al desarrollarlo de la mejor manera, claramente puede llevarnos a una sociedad con características positivas: profesionalismo, responsabilidad, respeto, compromiso de palabra, honestidad, humildad y dedicación. Es así como vamos incorporando a nuestra cultura los valores que se transforman en comunitarios y que se reflejan en la educación, en las expresiones artísticas, en el ser, en el individuo.
El cómo nos expresamos y el cómo nos entienden nos refleja como sociedad. Las grandes obras tienen su base en la percepción del entorno por parte del creador, pero esto no implica que el derecho que creen tener unos pocos, si bien son válidos, deban estar por sobre el derecho de una gran mayoría. Valoremos lo que tenemos e intentemos dejar la actuación a quienes corresponde, así, cada uno en su “rol”, con la responsabilidad, profesionalismo, respeto y validación de la palabra como lo básico para una sociedad que debe transformarse siempre para un beneficio mayor.
Lilian Quezada
Gerente Corcudec