El anuncio presidencial sobre la creación de un Consejo Nacional de Formación Técnico Profesional realza el rol que juega este tipo de enseñanza en la búsqueda de herramientas que permitan mejorar la competitividad y productividad de un Chile inserto en los desafíos de la economía global.
En esta instancia de colaboración público-privada se podrán identificar las necesidades laborales concretas de la industria, lo que viene a representar un requerimiento muy necesario si se considera que en Chile hay un déficit de 600 mil técnicos profesionales, de acuerdo a cifras entregadas por Sofofa. Números que son concordantes según datos del Ministerio de Educación, que muestran que existe un técnico de nivel superior por cada dos universitarios.
Precisamente en momentos en que el debate nacional se toma la agenda, resulta importante tomar nota de la importancia de promover una educación técnica acorde a los requerimientos productivos del país y con una innegable capacidad transformadora que permite contribuir a la movilidad social de jóvenes y trabajadores.
Un muy buen ejemplo de este desafío es la inauguración reciente de Campus Arauco, centro de educación superior que nace de una alianza inédita entre Duoc-UC y la empresa ARAUCO. Se trata de un proyecto que permitirá vincular los conocimientos adquiridos en las aulas con la experiencia práctica en la industria y sus espacios productivos, al tiempo que facilita la formación y actualización continua de los trabajadores del sector.
Asimismo, corresponde a una iniciativa que plasma la generación de valor compartido y cuya génesis tomó en consideración los requerimientos educacionales, sociales, industriales y laborales de la región.
No sólo se trata de una contribución al desarrollo social de la provincia y la región; es una iniciativa que también busca ser un referente de educación aplicada y que esperamos pueda ser replicado en el resto de Chile con el objetivo primario de potenciar una educación técnico profesional que esté al servicio del progreso y desarrollo del país.