No hay similitud, pero mientras unos investigan el etiquetado correcto de los alimentos, inician sumarios porque se venden ramitas en los colegios, y se acusa al kínder sorpresa y a la cajita feliz por atentar contra la salud de los niños chilenos, por otro lado, algunos disfrutan de la feliz cajita del estado, haciéndola zumbar con pensiones que solo obtiene el 0.00001% de los chilenos.
Y mientras el Estado persigue la venta de productos altos en calorías o grasas, otros casos dan cuenta de que en Chile la alimentación poco saludable no es lo único que está engordando a algunas personas. También lo hace el abuso de los que se aprovechan del "sistema" con conocidas martingalas y novedosos chanchullos para aumentar su billetera sin ningún remordimiento. Y la pensión que recibe algún tocado por la varita mágica de pertenecer a la planta de instituciones del antiguo sistema previsional o de regímenes especiales de fuerzas armadas y de orden, dan cuenta de un engorde discriminatorio y que saca los choros del canasto.
Deberíamos aprovechar el acierto de la ley y ampliar este rotulado, incluyendo a algunos políticos y a todos los frescos que habitan en esta nación. Posiblemente los signos pare aquí podrían ser: bajo en valores, alto en frescura, o peligro de corrupción. De esa forma todos podríamos saber con quién realmente estamos hablando, y que tipo de política estamos consumiendo, ya que las etiquetas que actualmente algunos ostentan corresponden a publicidad engañosa. Bueno, algunos solo obtendrán signos pare de flojera, ignorancia o simple limite intelectual.
Y lo de Andrade y su señora es el caso que nos muestra la realidad tal cual es. Cuando se puede, el ser humano, en su gran mayoría, vela por sus propios intereses y al parecer no existe discurso político que le pueda ganar al dinero y al poder.
Porque uno esperaría de Andrade, Presidente de la Cámara, una reacción acorde a su condición de socialista de tomo y lomo, clamando por una completa revisión de esas leyes que finalmente generan una odiosa discriminación entre los chilenos, al permitir que algunos privilegiados se lleven 20 o 25 veces lo que gana un pensionado promedio del país.
Pero seamos justos, no es solo Andrade el problema. Deben saber que 65 diputados (había 66 en sala) votaron a favor la petición de Gendarmería de obtener pensiones sin tope. Ninguno se negó. Ninguno protegió le feliz cajita del Estado. Porque finalmente de eso se trata, la cajita feliz es peligrosa, pero la feliz cajita hay que llevársela para la casa y compartirla con amigos, parientes, camaradas y también con los grupos de presión. ¿Para qué ponerse pesado con el dinero ajeno, cierto?.