En febrero, está previsto que se celebre el juicio de extradición a Estados Unidos, que le reclama por cargos que pueden suponer una condena de hasta 170 años de prisión, mientras que en octubre se han programado dos vistas previas de carácter administrativo.
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, continuará detenido mientras se espera que se resuelve el proceso de extradición a Estados Unidos según lo resolvió el juzgado de Westminster este viernes a pesar de que estaba establecido que el 22 de septiembre debía quedar el libertad tras cumplir un sentencia.
Sin embargo, la Corte de Magistrados de Westminster determinó que existe un alto riesgo de fuga. La jueza Vanessa Baraitser decidió que el fundador de WikiLeaks permanecerá privado de libertad debido a su “historial de evasión”.
“Desde mi punto de vista hay motivos sustanciales para creer que, si le libero, volverá a evadirse”, declaró la magistrada.
Assange, de 48 años, debía abandonar la cárcel HMP Belmarsh, al oeste de Londres, donde se mantenía detenido por haber violado las condiciones de su libertad condicional en el Reino Unido en 2012.
El australiano que comparecía por videoconferencia desde la prisión, fue preguntado si comprendía la situación en la que se encuentra: “La verdad es que no, estoy seguro de que los abogados me la explicarán”, respondió.
En febrero, está previsto que se celebre el juicio de extradición a Estados Unidos, que le reclama por cargos que pueden suponer una condena de hasta 170 años de prisión, mientras que en octubre se han programado dos vistas previas de carácter administrativo.
El “hacker” australiano fue detenido por la Policía británica a principios del pasado abril en la embajada de Ecuador en Londres, donde se refugió durante cerca de siete años por temor a ser extraditado a Estados Unidos.
Washington le reclama por los miles de documentos secretos que aireó su portal WikiLeaks y le acusa, entre otros cargos, de “conspiración” para infiltrarse en sistemas informáticos gubernamentales.
En junio de 2012, Assange debía presentarse ante la justicia británica para responder por unos supuestos delitos sexuales de los que se le acusaba en Suecia.
Aunque más tarde el país nórdico retiró la petición de extradición contra él, el Reino Unido mantuvo la orden de capturarle por no haber comparecido cuando se le requería, lo que le acarreó la pena que está a punto de cumplir por completo.