Washington envió portaaviones a la zona y hay un plan que contempla 120 mil tropas en la región, cantidad similar al despliegue durante la invasión a Irak en 2003.
La tensión va en aumento entre Estados Unidos e Irán. Las “relaciones” entre ambos países se han visto profundamente deterioradas luego que Donald Trump decidiera el año pasado salirse unilateralmente del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 por su antecesor Barack Obama, hecho que había provocado una esperanza en el mejoramiento de los lazos, rotos desde el estallido de la Revolución Islámica en 1979. El Mandatario republicano siempre calificó el pacto como “el peor acuerdo que se haya negociado”, y ante esto Teherán anunció recientemente que dejará de aplicar dos de sus “compromisos” de dicho pacto.
La ruptura del histórico pacto nuclear ha provocado versiones de un despliegue militar estadounidense en el Golfo Pérsico, debido a una creciente amenaza de Teherán en la región. Eso sí, tanto Trump como el secretario de Estado, Mike Pompeo, han puesto paños fríos, descartando -por ahora- un conflicto bélico con la República Islámica.
Sin embargo, el diario The New York Times dio a conocer un plan del Pentágono que estipula el envío de 120 mil tropas a Medio Oriente para hacer frente a la “amenaza iraní”. “Enviaríamos muchas más tropas que eso”, dijo el mandatario cuando se le consultó sobre este plan.
El periódico neoyorquino señala que el alto número de soldados que supone el plan del Departamento de Defensa ha impactado a muchas personas en el gobierno, porque el despliegue supondría prácticamente la misma cantidad de uniformados que EE.UU. usó para invadir Irak en 2003.
The New York Times indicó que el plan del Pentágono -que fue ordenado por el asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, uno de los funcionarios de línea dura del gobierno- no considera una invasión por tierra, ya que se necesitarían más tropas. Esta información se suma a que la semana pasada el gobierno de Estados Unidos ordenó el despliegue del portaaviones USS Abraham Lincoln y de su grupo de combate al Golfo Pérsico. También envió a la base estadounidense de Al Udeid, en Qatar, una flota de bombarderos B-52, con capacidad de emplear armas nucleares.
En un principio, esta acción fue interpretada por los analistas como una respuesta a la amenaza de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz, como represalia por las sanciones impuestas por Estados Unidos a sus exportaciones de crudo. Luego, el 6 de mayo el Pentágono justificó este despliegue argumentando que existen “indicios” de que Irán se prepara para “llevar a cabo operaciones ofensivas contra fuerzas e intereses estadounidenses en la región”.
Cuatro días después, el 10 de mayo, el Pentágono anunció que el secretario de Defensa interino, Patrick Shanahan, aprobó el movimiento del (buque de asalto) USS Arlington LPD-24 junto con una batería de misiles Patriot. “Estados Unidos no busca el conflicto con Irán, pero estamos listos para defender las fuerzas de Estados Unidos y los intereses en la región”, señaló el comunicado del Departamento de Defensa.
La tensión entre EE.UU. e Irán fue abordada ayer en la reunión que sostuvo Pompeo con el Presidente ruso Vladimir Putin en Sochi. El jefe de la diplomacia estadounidense dijo que su país no busca una guerra con Irán, aunque advirtió que responderá si sus intereses se ven amenazados por Teherán.
Pompeo destacó que su país solo presiona a Irán para que deje de apoyar a la guerrilla chiita libanesa, Hizbolá, a la que acusó de bombardear territorio sirio, donde recordó se encuentran tropas rusas y estadounidenses.
Pese a las negativas de Trump y Pompeo, la tensión es evidente en la zona. El lunes Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos denunciaron “sabotajes” a varios de sus navíos ubicados en la zona.
En todo caso, la coalición internacional -formada por 74 países- que combate el yihadismo en Siria e Irak rechazó ayer que Teherán suponga una creciente amenaza para sus tropas. “No, no se ha producido un aumento en las amenazas de fuerzas respaldadas por Irán en Irak o en Siria”, sostuvo un portavoz de la alianza, el mayor Christopher Ghika.
Ilan Goldenberg, analista del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, señaló al diario The Jerusalem Post que Washington no debería esperar una crisis inmediata, sino que más bien Irán retomará, con cautela, su ruta hacia un arma nuclear.
Un funcionario del Ejército de EE.UU., citado por The Wall Street Journal, dijo que había evidencia que personal iraní estaba cargando misiles en pequeños botes. Teherán, por su parte, ha negado que esté planeando un ataque.