El próximo 20 de mayo serán las elecciones presidenciales en Venezuela. Tal y como estaba previsto, éstas fueron retrasadas de la fecha original —22 de abril—, según anunció en la prensa la presidenta del Consejo Nacional Electoral venezolano, Tibisay Lucena.
Horas antes, Lucena informó sobre un “acuerdo de garantías electorales” que fue firmado entre los competidores políticos del país y que contemplaba la celebración de los comicios en la segunda quincena de mayo, conforme lo informado en el diario español El País.
El pacto anterior incluyó la votación por los consejos legislativos estatales y municipales. Sin embargo, la convención excluyó, por el momento, la posibilidad de elegir una nueva Asamblea Nacional, tal y como lo habían insinuado algunos jerarcas chavistas hace pocos días.
Así, el anuncio se transforma en el último esfuerzo para lograr la participación de la oposición, aunque algunos analistas consideran que el diálogo ha sido insuficiente. No obstante, en teoría, existe una señal de que el chavismo está dispuesto a algunas concesiones.
Los mandos chavistas firmaron el acuerdo con Avanzada Progresista, Copei y MAS, es decir, los partidos de la oposición que apoyan a Henri Falcón. Quedó fuera, por lo tanto, Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora que decidió boicotear las elecciones por no haber garantías.
El portavoz del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en las negociaciones con la oposición, Jorge Rodríguez, afirmó que el acuerdo firmado persigue que “todos aquellos que apoyamos la democracia podamos participar”.
El dirigente chavista aseguró que al país arribará observación internacional calificada y que el acuerdo contempla una solicitud al secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Asimismo, el gobierno venezolano se comprometió a no abusar con su presencia en los medios.
Entre otras promesas, la administración de Nicolás Maduro afirmó que permitirá la reunión de la oposición con los efectivos militares del Plan República, el regreso de los centros de votación que fueron mudados de sus lugares originales.
El pacto, que deberá ser recibido y aprobado por el Poder electoral para su instrumentación, también esclarece la voluntad del chavismo de no colocar “puntos rojos” (centros de proselitismo) el día de las elecciones y en los lugares donde se vota, además de organizar auditorias y depurar el Registro Electoral.
Los sectores firmantes, “se comprometen con el país para que este proceso contribuya a la tranquilidad de todos los venezolanos. Se ratifica que en Venezuela se escogen nuestros líderes con las más amplias garantías democráticas”, afirmó Tibisay Lucena, presidenta del poder electoral.
Dirigentes fundamentales del Psuv y de la MUD, además de Falcón, según El País, concretaron intensas sesiones de negociación durante estos días. El excandidato a la presidencia, Henrique Capriles Radonski, fue uno de los presentes en las jornadas de conversación directa.
Los dirigentes opositores argumentan que su intención es participar en los comicios, por lo que solicitan garantías mínimas. Lo propuesto, en sí, es insuficiente para amplios sectores de la Unidad Democrática, pero el mensaje podría tentar a partidos como Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, a revisar su postura y acudir a la cita.
El plazo para inscribirse caduca en la madrugada del 2 de marzo.
A pesar de establecer algunas contrapropuestas a la oposición, el gobierno de Venezuela no ha querido transigir en torno a demandas esenciales de la MUD: la elección de un nuevo Consejo Nacional Electoral y el fin del veto a partidos políticos y dirigentes para poder participar.