Algunos analistas políticos anticiparon, según La Tercera, el tono más conciliador que el presidente Donald Trump utilizaría en su primer discurso sobre El Estado de la Unión. De esa forma llamó a los dos partidos principales a que se unieran, junto con instar a los ciudadanos del país a convivir como “un solo equipo” y “una familia”. En ese sentido, se refirió al patriotismo y al cariño de los estadounidenses por su país, quienes “merecen un gobierno de reciprocidad con el mismo amor y con la misma lealtad”.
Trump aseguró, antes las dos cámaras del Congreso, que pretende estrechar la mano entre demócratas y republicanos, con el fin de “proteger a nuestros ciudadanos de cualquier extracción, color y credo”. En ese mismo contexto, presentó sus cuatro pilares del plan con el que pretende encargase de la inmigración. Así es como, en orden, quiero regularizar a 1,8 millones de dreamers, financiar el muro y el control fronterizo frente a México, además de poner fin a las “loterías de visados” e introducir restricciones a la reunificación familiar para concentrarla en los miembros directos.
El actual gobernante norteamericano aprovechó la oportunidad para referirse a los problemas que enfrenta Estados Unidos y, a su vez, evocar las victorias que a tenido el país durante su mandato. “Las fronteras abiertas han permitido que lleguen las drogas a las comunidades más vulnerables”, afirmó. En el mismo espacio aseguró que, en la lucha contra el Estado Islámico (EI), la coalición liderada por Washington “ha liberado casi el 100% del territorio que una vez controlaron estos asesinos en Irak y Siria”. Celebró haber “pasado página tras décadas de acuerdos comerciales injustos que sacrificaron la prosperidad” del país, y pidió al Congreso aprobar pronto un plan de inversiones en infraestructuras por US$1,5 billones.
Trump también se vanaglorió de haber eliminado, durante su primer año en el poder, “más regulaciones que ningún otro gobierno en la historia”, de haber aprobado una reforma fiscal que ha significado bonos para tres millones de trabajadores y de haber terminado con la guerra con la energía estadounidense y contra el carbón limpio. Así como recordó que en diciembre se aprobó una reforma fiscal que ha significado bonos para tres millones de trabajadores”, y se vanaglorió de haber eliminado, en su primer año en el poder, “más regulaciones que ningún otro gobierno en la historia” de EE.UU. “Hemos acabado con la guerra a la energía estadounidense, y hemos acabado con la guerra contra el carbón limpio. Ahora somos un exportador de energía al mundo”, dijo.
En más materias financieras, de importación y de exportación, advirtió que sólo los “amigos” de EE.UU. se beneficien de su asistencia. Refiriéndose así a las represalias que tomaría después de la votación en la Asamblea General de la ONU, contra su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Según el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Loyola de Chicago, John Allen Williams, este discurso “no cambiará la opinión que las personas tienen de Trump”. En un análisis, el diario The Washington Post mostró escepticismo de que los llamados a la unidad puedan terminar con la división y cambiar la retórica en Washington. “Horas antes del discurso de Trump los legisladores parecían más divididos que nunca”, señaló Post.