Para Donald Trump, el 2018 comenzó de la peor manera. En medio de la ola de frío que golpea a la costa este, una tormenta aún peor ha estremecido a la Casa Blanca tras la publicación del libro Fire and Fury, del periodista Michael Wolff, que retrata a Trump como un Presidente que hasta sus propios colaboradores lo tildan de “idiota” y “loco”. El mandatario republicano ha dicho que el libro es completamente “falso”, pero parte importante de la agenda de su gobierno y de sus tuits se han concentrado en este controvertido texto y no en los desafíos que tiene por delante.
En la antesala de su primer año en el Salón Oval el próximo 20 de enero y a dos semanas de su discurso ante el Congreso, que será clave para ver cuáles serán sus prioridades este año, el “momentum” que vive Trump no es el mejor. Ello, porque el libro de Wolff, sugiere, en palabras del ex estratega jefe del Presidente, Steve Bannon, que la ruta “para joder” al mandatario es un posible lavado de dinero y la llamada “trama rusa”. A todo esto se suman los insultos que, según The Washington Post, pronunció Trump en una reunión con legisladores, a quienes les dijo que había algunos “países de mierda” al referirse a inmigrantes de Africa, Haití y El Salvador. Esto, le valió un repudio mundial. Sin embargo, eso no es todo.
“Su mayor desafío es el resultado de su mayor éxito. Porque los republicanos ganaron la aprobación de un gran recorte de impuestos, pero habrá menos dinero disponible para los gastos que querrá hacer el gobierno”, plantea a La Tercera el analista político norteamericano John Pitney. En diciembre pasado, Trump logró que se aprobara el mayor recorte de impuestos en tres décadas, una medida que según sus detractores y la oposición demócrata beneficia a los más ricos.
Pero Trump necesita más, especialmente porque en su primer año en la Casa Blanca sus promesas de campaña se entramparon en el Congreso o en los tribunales de justicia, y también porque este es un año electoral de cara a los comicios legislativos de noviembre, cuando se renueven 33 asientos de los 100 que tiene el Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. En estas elecciones de medio mandato, los republicanos podrían perder el Congreso, lo que sería un durísimo golpe para la administración de Trump.
“En 2018 probablemente tendrá un panorama político mucho más difícil de navegar a medida que se acercan las elecciones de mitad de período”, señaló la cadena CBS. “Incluso con los republicanos unificados, los legisladores concentrarán sus esfuerzos en ser reelectos, lo que hará que aprobar ciertas leyes sea aún más complicado”, agregó el canal.
Según dijo a La Tercera el cientista político estadounidense, John Allen Williams, “Trump deberá mantener su poder político frente a los crecientes ataques a sus políticas, acciones, juicio, carácter y aptitud para el cargo”. Este año Trump también tendrá que lidiar con el gasto público -en mayo anunció un plan de infraestructura de US$ 200.000 millones-, poner en marcha sus planes migratorios muro con México incluido y hacer frente a la “trama rusa”, la supuesta confabulación del equipo de Trump con Moscú para perjudicar a Hillary Clinton durante las elecciones de 2016. Según el Post, el fiscal especial del caso, Robert Mueller, podría entrevistar al propio Presidente por este caso. “El fiscal Mueller parece enfocarse no sólo en su campaña, sino que en el propio Trump. Así, se enfrenta a la amenaza a su propia continuación como Presidente”, afirma el encuestador John Zogby.
Pero también el mandatario deberá mantener fiel a su electorado, al que suele hablarle directamente a través de su cuenta en Twitter. Ello, justo cuando su popularidad va a la baja. De acuerdo con el sitio Real Clear Politics, que hace un promedio de las encuestas del país, el jefe de Estado posee un 39,8% de aprobación ciudadana, mientras que en mayo tenía un 43,5%. “Tendrá que volver a una agenda legislativa que cumpla con las promesas de su campaña a su base: reforma de la inmigración, infraestructura, reducción de la deuda”, acota Zogby.
También la política exterior será clave e impredecible según los analistas. De hecho, Trump ya está quedando fuera de un eventual acuerdo entre Seúl y Pyongyang. Además, podría tomar medidas tan sorprendentes como lo que ocurrió tras su retiro del Acuerdo de París sobre el cambio climático. “Deberá lidiar con una serie de asuntos internacionales, especialmente los relacionados con Corea del Norte e Irán”, sostiene John Allen Williams.